En la primera entrega de la cabecera, asistíamos al nacimiento de nuevos superhéroes o, como se conocen en Tierra 2 o en esta versión alternativa de la tierra original, maravillas. De este modo, a raíz del duro sacrificio de Superman, Batman y Wonder Woman para hacer frente a los ejércitos de Apokolips, se requerían nuevos justicieros para proteger al mundo de una nueva amenaza aún mayor que la anterior. Algunos de estos nuevos protectores son Jay Garrick/Flash, el exitoso empresario Alan Scott portador del anillo verde (Green Lantern) o Átomo, que trabaja para el ejército mundial.
A su vez, el segundo tomo desarrollaba algo más lo anterior, ahondando en los sentimientos y el pasado de algunos personajes, tanto las actuales maravillas como las nuevas. También se introducía a Terry Sloan, Mr Ocho, la persona más inteligente del mundo en Tierra 2 cuyas actuaciones en la guerra contra Apokolips fueron, cuanto menos, controvertidas o polémicas. A través de este personaje pudimos conocer levemente mejor al Ejército Mundial, que tendrán una importancia creciente en la colección.
Así pues, tras estos dos primeros volúmenes de índole introductoria, James Robinson, el guionista de la serie, da un paso más allá y empieza a sentar las bases para un proyecto a largo plazo (proyecto que, por desgracia, no seguirá llevando a cabo al haber abandonado la colección hace casi un año). En primer lugar, Robinson presenta a dos personajes que prometen ser dos pesos pesados de la cabecera, aunque en este caso estarán en el bando contrario: en el de los villanos. El primero de ellos, de hecho, ya había aparecido brevemente al principio de “Tierra 2”: Steppenwolf, líder de las tropas de Apokolips y actualmente exiliado o refugiado en la nación de Dherain, aislada de la comunidad internacional. De la segunda, Furia, no diré mucho: sólo decir que es una lástima que las portadas de los cómics desvelen algunas sorpresas de los mismos, como es el caso. Pese a eso, su aparición resulta sorprendente y ese dúo, unido a lo que sucederá en Dherain, dará mucho juego.
En segundo lugar, el escritor relata o, mejor dicho, aclara ciertas cosas, principalmente cómo obtuvo sus poderes, del pasado de Hawkgirl mediante la introducción de una nueva maravilla, la segunda y última que veremos en el tomo: el histórico personaje de DC Doctor Destino o Khalid Ben-Hassin, su nombre real en esta singular versión del globo terráqueo. Para los que no lo conozcáis, como era mi caso, mencionar que es un poderoso hechicero que encerró sus poderes en un casco, conocido como Yelmo de Nabú. Dicho artefacto plantea serios problemas a Khalid, por lo que este es muy reticente a aceptar su responsabilidad debido a lo que le puede ocasionar.
Precisamente la conversión de Khalid en Doctor Destino será la base de este arco argumental, titulado de manera muy apropiada la Torre del Destino, pues sucederá fundamentalmente en un edificio de este tipo. En esencia, el artefacto está ahí encerrado para que Khalid pueda resistirse a la tentación de cogerlo y Wotan, un mago y antiguo enemigo de Nabú, desea obtenerlo para hacerse con su poder y vengarse. Por último, es necesario destacar dos subtramas adicionales más: la búsqueda por parte de Alan Scott de los responsables del accidente de tren y el nuevo intento por parte del Ejército Mundial de capturar a una maravilla.
En el terreno gráfico, Yildiray Cinar vuelve a colaborar en el número 8 de la colección (el primero del tomo) mientras que los episodios restantes son dibujados por la dibujante principal de la cabecera Nicola Scott. Aunque ambos hacen un buen trabajo, Scott es superior a mi juicio en todo: batallas, representación de personajes y escenarios…
En definitiva, en este tomo asistimos a una especie de punto de inflexión que marca la transición de una etapa introductoria a la verdadera historia que comenzará en el siguiente volumen. A pesar de que Robinson ha estado muy acertado en los tempos, tratando de no abrumar al lector con demasiadas maravillas a la vez, en la tercera entrega contemplamos un ritmo algo más acelerado de los acontecimientos. Por consiguiente, lo anterior provoca que la colección sea más entretenida y dinámica, corrigiendo de esta forma la quizá excesiva tranquilidad a la hora de contar la historia en los tomos anteriores. Esta tranquilidad era adecuada al inicio de la historia, para introducir al lector en el mundo alternativo, pero a partir de la mitad del segundo volumen resultaba inútil.
El mayor error del tomo es desaprovechar ciertos personajes como Green Lantern y Hawkgirl, quienes apenas están presentes en el volumen pese a ser ambos piezas clave de la historia, así como tener al Ejército Mundial prácticamente desaparecido en la totalidad del tercer tomo. Es decir, hay tramas que no se explotan y se dejan para más adelante, lo que, aunque muestra la versatilidad de la serie, hace perder el ritmo. De la edición poco a comentar: incluye los números 8 a 11 americanos en un tomo rústica de 96 páginas a color por 8,95€. Como siempre, es editado por ECC Ediciones.
En resumen, el tomo gana algo de nivel argumental al cambiar a un ritmo más acelerado, pero no será hasta el próximo cuando la cabecera muestre todo su potencial. Aun así, resulta un valor seguro para quien busque una colección de superhéroes que se pueda seguir independientemente del resto del Universo DC, algo muy complejo en nuestros días.
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