Zelda Williams, la hija del fallecido Robin Williams plantea serias dudas sobre el uso de inteligencia artificial para replicar voces de actores
Imagina escuchar la voz de un ser querido fallecido, saliendo de una máquina. Esa es la realidad a la que se enfrenta Zelda Williams, actriz y cineasta, con respecto al uso creciente de la inteligencia artificial (IA) para recrear las voces de actores ya fallecidos, incluido su padre, el icónico Robin Williams.
En una sociedad cada vez más obsesionada con la inmortalidad digital, Zelda Williams levanta una bandera roja. A través de sus Stories en Instagram, la directora de la próxima película de horror-comedia Lisa Frankenstein, expresó no solo su incomodidad personal, sino también su preocupación por las “repercusiones” que podría tener esta práctica.
¿Hay espacio para el respeto en la era digital?
Robin Williams, el centro de esta polémica, fue más que una simple voz; era un fenómeno cómico y dramático que dejaba una huella imborrable en cada papel que interpretaba. Conocido por su habilidad para cambiar de personajes como si fueran camisetas, Williams se convirtió en un ícono cultural que trasciende generaciones. Sus actuaciones en películas como El club de los poetas muertos, Mrs. Doubtfire y El indomable Will Hunting no solo ganaron premios, sino que también ganaron corazones en todo el mundo. La complejidad de su arte y su humanidad no puede ser destilada ni replicada a través de un algoritmo, algo que Zelda Williams subraya con vehemencia.
Además, este debate no es único de la familia Williams o de la industria del cine. Figuras históricas y celebridades en otros campos también están siendo “revividas” gracias a la IA. Desde cantantes como Tupac Shakur hasta líderes mundiales como Winston Churchill, las recreaciones de IA están planteando preguntas profundas sobre la propiedad, el consentimiento y la ética en una era cada vez más digital. Esta conversación es especialmente relevante hoy en día, donde la línea entre lo real y lo virtual se está volviendo cada vez más borrosa. Zelda Williams y otros como ella están empujando para que esa línea se dibuje con más claridad y consideración.
¿Dónde está el límite?
“No soy una voz imparcial en la lucha del SAG contra la IA“, escribió Zelda. “Durante AÑOS he visto cuántas personas quieren entrenar estos modelos para crear/recrear actores que no pueden dar su consentimiento, como mi padre”. Esta situación, lejos de ser teórica, tiene implicaciones muy reales, advirtió.
Los actores vivos se merecen la oportunidad de crear personajes, de dar voz a dibujos animados y de invertir su “esfuerzo y tiempo HUMANOS en la búsqueda del rendimiento”, continuó. A su juicio, las recreaciones de IA son, en el mejor de los casos, una “mala imitación de personas más grandes”, pero en el peor de los casos, un “monstruoso Frankenstein”.
La irremplazable magia de Robin Williams
Robin Williams, quien se suicidó en 2014 a los 63 años, sigue siendo uno de los actores más queridos de todos los tiempos. Sufría de demencia con cuerpos de Lewy, algo que se descubrió posteriormente. El actor era especialmente habilidoso en improvisación, una cualidad que ninguna IA puede replicar con exactitud.
No es solo Zelda quien tiene reparos sobre esta tecnología. Tom Hanks también ha lanzado una advertencia a sus seguidores sobre una próxima publicidad de un plan dental que presenta una versión IA del protagonista de Forrest Gump. “No tengo nada que ver con eso”, escribió Hanks en Instagram, compartiendo una imagen de su clon de IA.
Este tema ha generado un gran debate y ha sido una fuente de controversia significativa para los actores de SAG-AFTRA en huelga. La postura de Zelda añade una nueva capa a una cuestión ya de por sí delicada: ¿hasta qué punto es ético usar la IA para recrear a personas que no pueden dar su consentimiento?