Cuando Charles M. Schulz creó Peanuts, nunca imaginó que su pequeña tira cómica se convertiría en uno de los mayores fenómenos de la cultura pop, que a día de hoy, sigue siendo un referente en el mundo del cómic
Un nombre sin relación con la historia
Este nombre tan ambiguo incluso generó confusión en los primeros lectores. Según se relata en el libro Charles M. Schulz: Conversations, hubo casos en los que un lector intentó comprar un periódico preguntando por Peanuts y recibió la irónica respuesta de un vendedor: “No vendemos periódicos con palomitas de maíz”. El nombre no comunicaba nada claro sobre la temática de la tira y, al principio, podía resultar difícil de ubicar.
El origen del título Peanuts
El nombre Peanuts fue elegido por un productor inspirado en el programa infantil Howdy Doody, que contaba con un grupo de niños conocidos como “The Peanut Gallery”. La idea era que el cómic reflejaba ese espíritu infantil y desenfadado. Sin embargo, el nombre no tenía ninguna relación real con los personajes ni con el tono de la historia.
Schulz nunca soportó el nombre
Schulz detestaba el título de su propia obra. Lo consideraba infantil, irrelevante y poco representativo. Para él, no transmitía la esencia de su cómic ni el tipo de historias que quería contar. A lo largo de los años, evitó utilizar el nombre siempre que pudo. De hecho, la mayoría de los especiales de televisión y películas se titularon destacando a personajes como Charlie Brown o Snoopy, en lugar de usar Peanuts. El caso más notable fue la película de 2015, The Peanuts Movie, que, incluso así, en muchos países fue comercializada como Snoopy y Charlie Brown: La película de Peanuts.
El legado de Peanuts y su impacto
Aunque Schulz nunca se sintió cómodo con el nombre, es innegable que Peanuts se convirtió en un fenómeno mundial. Charlie Brown, con su característico pesimismo entrañable, y Snoopy, con su imaginación desbordante, fueron clave en su éxito. La tira cómica evolucionó a lo largo de los años, incorporando nuevos personajes, running gags memorables y un tono filosófico que la diferenció de muchas otras.
El nombre pudo haber sido una elección desafortunada para Schulz, pero el tiempo demostró que la calidad del cómic estaba muy por encima de su título. Al final, Peanuts logró lo que muy pocas tiras cómicas han conseguido: permanecer en la memoria colectiva y seguir siendo relevante décadas después de su creación.