Historias como la eterna frustración de Charlie Brown con su equipo de béisbol, el amor platónico por la Niña Pelirroja, o las épicas batallas aéreas de Snoopy como el intrépido As volador, son ahora parte del ADN cultural de Estados Unidos y medio mundo.
Hasta entonces, los Peanuts solo se habían asomado al mundo real a través del teatro, con el musical You’re a Good Man, Charlie Brown de 1967. Para el cine, todo había sido animación, con joyas como A Boy Named Charlie Brown (1969) y sus tres secuelas.
Así que la idea de verlos en acción real, con la sensibilidad de Hughes, era simplemente irresistible.
Cuando Warner Bros. le propuso el proyecto tras el éxito de Solo en casa 2: Perdido en Nueva York, todo parecía encajar. Hughes se reunió con Schulz, estudió décadas de cómics y empezó a construir la historia. Se esperaba que el guion estuviera listo en primavera de 1993.
Puede que Warner temiera que Hughes, pese a su talento, no fuera capaz de proteger la delicadeza única de Snoopy. Y como tantas veces en Hollywood, el miedo ganó la partida.
¿Cómo habría sido la película de Hughes?
Soñar es gratis, y más tratándose de John Hughes y Snoopy. ¿Cómo habría sido Snoopy en acción real, en una época en la que los efectos digitales apenas empezaban a despegar? ¿Qué actores infantiles habría escogido? ¿Sería un filme más cercano a la nostalgia melancólica o a la comedia traviesa?
No lo sabremos jamás. Pero lo que sí sabemos es que el espíritu de Schulz y de Hughes compartía una misma idea: la importancia de la imaginación para enfrentarse al mundo.