El arco de la Aldea Ninja se cierra por fin y lo hace con un giro que lo cambia todo en One-Punch Man
Después de años de altibajos, confusión narrativa y redibujos que no terminaban de convencer, One-Punch Man vuelve a ponerse serio… a su manera. Con la publicación del capítulo 203 redibujado por Yusuke Murata, el manga ha dado un golpe sobre la mesa —literalmente con un puñetazo de Saitama, cómo no— y ha cerrado uno de sus arcos más polémicos, el de la Aldea Ninja. Pero lo mejor de todo es que este cierre no solo deja buen sabor de boca, sino que también prepara el terreno para una guerra de proporciones divinas donde el Calvo con Capa será protagonista absoluto.
Porque sí, por fin es oficial: Saitama formará parte de la batalla final contra Dios, el gran villano en la sombra que lleva manipulando piezas desde hace tiempo. Y si eso no te parece una declaración de intenciones, espera a conocer todo lo que se viene.
Fin del arco de la aldea ninja
El reconocimiento que tanto se le ha negado a Saitama llega por fin de la mano de Blast, el héroe número uno, quien alucina con el poder del protagonista tras ver cómo ha liberado a Void del control de Dios con un solo puñetazo. Este gesto no es solo una proeza física —que ya es decir—, sino una reafirmación del papel crucial que jugará Saitama en lo que está por venir.
Pero no todo es épica y tensión. En una jugada maestra, Murata y ONE han devuelto al manga ese tono gamberro y desinhibido que tanto gustaba a los fans del webcómic original. El arco de la Aldea Ninja no termina en plan dramón, sino con un desmadre de ninjas que quieren convertirse en aprendices de Saitama, al más puro estilo humorístico. Un final que no solo descomprime el ambiente, sino que reconecta con la esencia paródica y absurda de la obra original.
Y ojo, que el regreso al humor no significa que la historia no avance. Al contrario, todo apunta a que hemos salido por fin del bucle narrativo que llevaba más de dos años manteniendo el manga en tierra de nadie. La lucha de Saitama contra dioses y bestias legendarias pone el listón por las nubes para el próximo gran arco: la saga de los Neo Héroes.
Lo más impresionante es que el manga no necesita mostrarnos todo para impactar. Cuando Blast y Void regresan al espacio interdimensional, se encuentran con el cadáver de una criatura gigantesca: la Bestia Divina Kirin. ¿Y quién la derrotó sin que nadie se enterase? Pues claro, nuestro calvo favorito. Esta escena, aunque breve, es un recordatorio de que Saitama no solo está en otra liga: juega directamente en otro universo.
Además, si retrocedemos al principio del arco, vemos cómo la historia ha mantenido su coherencia interna a pesar de los retoques. Saitama comenzó reventando al Señor Dragón Cruel, otro “enemigo imposible”, con una facilidad insultante. Y lo termina igual, sin despeinarse, aniquilando a una entidad relacionada con Dios mientras vuelve a casa. Esto no solo resalta su poder, sino que vuelve a poner en valor el concepto original de la serie: un héroe tan fuerte que sufre más por aburrimiento que por los enemigos.
Con este cierre, los fans pueden respirar tranquilos. Murata y ONE han escuchado las quejas, han corregido el rumbo y lo han hecho sin perder el alma de la obra. Es un equilibrio delicado entre acción explosiva y comedia absurda, algo que pocos mangas logran mantener con tanta frescura.
Neo héroes y guerra divina
A partir de aquí, la historia entra en territorio completamente nuevo. La participación de Saitama en la lucha contra Dios cambia por completo el panorama de One-Punch Man. Por primera vez, no solo será la última línea de defensa del mundo, sino que también recibirá reconocimiento real por ello. ¿Será este el inicio de su ascenso público dentro de la Asociación de Héroes? ¿O seguirá siendo el héroe invisible que salva el día sin que nadie se entere?
Lo único claro es que el manga vuelve a estar en plena forma. Y si se mantiene esta mezcla de locura, epicidad y sátira, lo que se avecina puede ser la mejor etapa de One-Punch Man hasta la fecha.
