Muchos pensaban que era solo cooperativo, pero hay una forma de jugar en solitario y sí, es brutal
FromSoftware vuelve a apretar las tuercas con su nuevo roguelike Elden Ring: Nightreign, y los jugadores solitarios tienen motivos para sonreír… o llorar de frustración.
Imagínate estar solo en un mundo oscuro y cambiante, sin nadie que te reviva si caes, sin pactos de sangre ni aliados para distraer a un jefe colosal. Eso es lo que propone el modo en solitario de Elden Ring: Nightreign. Y no, no es para todo el mundo.
Aunque el tráiler de este spin-off levantó alguna ceja al mostrar su estructura cooperativa por defecto, hay un truquito que permite lanzarse a la aventura en solitario. Y ojo: la experiencia cambia totalmente, tanto por su dificultad como por sus recompensas.
Cómo jugar solo en Nightreign y por qué querrías hacerlo
Después del tutorial inicial —donde se explica todo lo esencial del combate y las mecánicas—, los jugadores llegan al renovado Roundtable Hold, una especie de centro de operaciones con toques roguelike. Desde ahí, se accede a las expediciones en Limveld, un territorio procedural repleto de enemigos, mini-jefes y, al final del camino, el temido Nightlord.
Aquí es donde está el truco: en el menú de expedición, basta con cambiar el modo de grupo a Single Player para que todo se adapte a la experiencia solitaria. Esto puede hacerse en cualquier momento y tantas veces como quieras. ¿Te apetece explorar solo? Cambias el modo. ¿Prefieres un poco de ayuda? Vuelves al cooperativo.
Pero que no te engañen: el juego no se adapta a ti. Los jefes y enemigos siguen teniendo ataques pensados para un grupo de tres. Así que prepárate para morir… mucho.
Morir en Nightreign no es el final, es parte del viaje
Uno de los grandes atractivos del modo en solitario es que, aunque el progreso se reinicia con cada muerte —como buen roguelike—, cada caída te deja algo valioso: reliquias. Estas pueden usarse para mejorar al personaje, subiendo estadísticas que se ajusten a tu estilo de combate.
Y no solo eso: al ir solo, aprendes más. Los fans de FromSoftware ya saben que entender los patrones enemigos es casi más importante que la fuerza bruta. Limveld está lleno de enemigos que se repiten en diferentes entornos, lo que facilita esa curva de aprendizaje. A base de intentarlo (y fallar), te haces más fuerte.
El alma soulslike sigue viva, aunque el cuerpo sea multijugador
Puede que Nightreign esté construido sobre una estructura cooperativa, pero el ADN Souls está intacto. Hay castillos, ruinas y cuevas. Hay objetos perdidos, historias crípticas y combates imposibles. Y sobre todo, hay una dificultad enfermiza que hará que te plantees tus decisiones vitales.
Eso sí, morir en modo solo tiene un coste muy alto: no hay forma fácil de revivir. A menos que lleves encima un objeto especial del mercader, cuando mueras durante una pelea con el Nightlord, se acabó la expedición. Vuelta al Día 1. En cambio, si juegas en cooperativo, tus compañeros pueden revivirte si hacen suficiente daño al enemigo.
Entonces… ¿por qué jugar solo? Porque es la experiencia definitiva para los puristas del desafío. Para los que jugaron Sekiro sin ayudas. Para quienes quieren que cada combate importe. Para quienes no temen reiniciar desde cero una y otra vez.
La recompensa está en la superación (y en las reliquias)
Sí, jugar solo en Elden Ring: Nightreign es frustrante. Pero también es profundamente satisfactorio. Al no depender de otros jugadores, todo el mérito (y la culpa) es tuyo. Cada victoria sabe mejor. Cada reliquia ganada con sudor tiene más valor.
Además, las recompensas pueden ayudarte a crear builds únicas. Las reliquias permiten mejorar aspectos concretos del personaje y adaptar tu estilo de juego con más libertad. Es casi como un pequeño premio de consolación cada vez que mueres.
¿Te atreves a caminar solo?
FromSoftware no lo pone fácil, pero nunca lo ha hecho. Nightreign es un título que desafía al jugador incluso antes de pulsar “iniciar partida”. Con su propuesta cooperativa por defecto y su dificultad despiadada en solitario, se posiciona como uno de los títulos más exigentes del estudio.
Pero también uno de los más interesantes. Porque quienes se atrevan a lanzarse solos a Limveld no solo se enfrentarán al Nightlord… se enfrentarán a sí mismos.


