The Last of Us cambia el destino de Ellie y Joel en la serie

The Last of Us 2
Panini

Un episodio clave reescribe el final y pone patas arriba las reglas del juego

La segunda temporada de The Last of Us ha soltado una bomba emocional que no solo deja a los fans en shock, sino que reconfigura el camino hacia el final. En un giro inesperado, el momento más íntimo entre Joel y Ellie, que en el videojuego aparecía casi al final, ha sido adelantado en la serie, y su impacto es tan demoledor como revelador.

El episodio titulado The Price muestra la reconciliación de Joel y Ellie en el porche, una escena que en el juego era un golpe tardío al corazón, pero que ahora aterriza justo antes de uno de los momentos más oscuros de Ellie: su confrontación con Nora. Esta decisión narrativa, según Neil Druckmann, co-creador de la serie y del videojuego, cambiará cómo se desarrolla el destino de Ellie en la serie.

Cambio en el final de The Last of Us

Lo que podría parecer solo una reubicación de escenas es, en realidad, una jugada estratégica que transforma la historia. En palabras del propio Druckmann: “Esa escena debía existir, pero nunca supimos bien dónde colocarla en el juego. En la serie, tenía todo el sentido mostrarla antes del desenlace de la temporada”.

The Last of Us

El motivo es claro: no hacer esperar años hasta la tercera temporada para vivir esa catarsis emocional. La serie quiere que el espectador entienda la carga interna de Ellie ya, sin dilaciones, en pleno clímax narrativo. Y eso incluye también concentrar todos los flashbacks de Joel en un solo episodio, en lugar de repartirlos como migas de pan a lo largo de la temporada.

Este cambio también modifica cómo vemos a Ellie. En la serie, su evolución es menos sangrienta que en el juego. Aquí, su encuentro con Nora marca el inicio de su venganza, mientras que en el juego, para cuando llega a ese punto, ya ha atravesado un camino mucho más brutal. Druckmann admite que esto es totalmente intencionado: “En el juego, Ellie debía entrar en un estado mental muy oscuro, porque tú como jugador también habías cometido toda esa violencia. Pero en la serie, no es necesario hacer eso de la misma forma”.

Así, lo que tenemos es una Ellie más reflexiva, menos impulsiva, y con una búsqueda de identidad que la lleva a enfrentarse al legado de Joel. “En este momento, está intentando ser como Joel, aunque quizás no entienda del todo qué significa eso”, añade el showrunner.

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El impacto para los fans es evidente: aunque sepan lo que pasa en el juego, ya no pueden estar seguros de nada. La estructura se está rompiendo, y eso hace que cada episodio se sienta como nuevo. Druckmann y Craig Mazin están remixando el camino, no el destino final, pero lo están haciendo con tanta habilidad que incluso los más veteranos del mando de la PlayStation van con la guardia baja.

Y aunque no se han revelado detalles concretos del nuevo final, Druckmann ya ha confirmado que la serie se desviará del cierre original del segundo juego. Eso abre la puerta a más sorpresas, más matices, y posiblemente más dolores emocionales de esos que nos dejan una semana enterita pensando.

El peso emocional y narrativo de un episodio clave

La jugada no solo tiene sentido a nivel de estructura, sino que potencia al máximo la nostalgia y la pérdida. Volver a ver a Joel (interpretado por Pedro Pascal) en esas escenas cargadas de ternura y culpa no solo reaviva el duelo de Ellie, sino también el nuestro como espectadores. Druckmann lo reconoce: “Queríamos que el público lo echara de menos de verdad. Verlo todo junto te parte el alma”.

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Este tipo de decisiones refuerzan la idea de que The Last of Us no es una simple adaptación. Es una reinterpretación emocional del material original, que respeta su esencia pero no teme reescribir sus reglas para un nuevo medio y una nueva audiencia.

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