Los directores no sabían que sería la última película de Tony Todd , pero le dieron el adiós que se merecía
La oportunidad de decir adiós a su personaje, del elenco y, sobre todo, de sus fans
“No lo sabíamos, pero queríamos que pudiera decir adiós”, cuenta Stein con emoción.
La despedida de un ícono del terror
Todd no solo volvió para Bloodlines, sino que insistió personalmente en formar parte del proyecto. Según Stein, desde el principio dejó claro que no quería ser escrito fuera del guion: “Tengo que estar en esta película”, repetía. Y cuando llegó al rodaje, lo hizo con una alegría desbordante.
“Estaba feliz, lleno de energía, emocionado por conocer al nuevo reparto y por darle a Bludworth no solo un final, sino también un principio y una explicación de quién es en realidad,” explica el codirector.
Un adiós desde el corazón
En el momento clave del filme, cuando su personaje lanza su mensaje final, los directores hicieron algo que pocas veces se ve en Hollywood: le pidieron a Tony Todd que dejara el guion a un lado y hablara desde el alma.
“Le dijimos: ‘¿Qué quieres decirle a tus fans? ¿Qué significa todo esto para ti? ¿Qué significa la vida?’”, recuerda Stein.
Y lo que dijo quedó grabado para siempre en la película.
Una carrera inmortal
Aunque muchos lo recuerdan como el temible Candyman, la carrera de Tony Todd abarcó mucho más. Participó en clásicos como La noche de los muertos vivientes, El Cuervo, Wishmaster o Hatchet. También se le pudo ver en series tan míticas como Star Trek, Expediente-X o incluso Riverdale. Su presencia siempre fue impactante, y su voz –profunda, poderosa, inconfundible– se convirtió en un sello de garantía dentro del género.
Lo que hace aún más especial su última aparición es que, sin saberlo, los directores construyeron un homenaje en vida. Y eso no pasa todos los días.
“Trabajar con él fue un honor. Es un auténtico icono”, afirman Stein y Lipovsky.
Una última lección
Desde aquella última escena, los propios directores aseguran que las palabras de Todd cambiaron su forma de vivir. “Nos dijo que disfrutáramos cada instante. Y desde entonces intentamos hacerlo”, confiesan.
Ese es el verdadero poder del cine: cuando un personaje atraviesa la pantalla y nos toca el alma. Tony Todd logró eso en vida, y Destino final: Bloodlines lo inmortaliza con un mensaje que todos necesitamos oír.