La animación más marciana de Netflix en 2025 no es japonesa, pero lo peta igual o más
Cuando creíamos haberlo visto todo en el anime, llega K-Pop Demon Hunters y lanza la mesa por los aires. ¿Quién necesitaba lógica cuando tienes chicas idol con espadas mágicas, demonios gigantes y peleas coreografiadas al ritmo del último hit coreano? Esta locura animada surcoreana se ha convertido, para sorpresa de muchos, en una de las series más comentadas del año. Y no es solo por lo delirante del concepto: es que funciona como un cañón.
Las guerreras K-pop no cantan solo por amor… también para salvar al mundo
El punto de partida ya es de por sí glorioso: un grupo de idols adolescentes lleva una doble vida como exorcistas secretas, luchando contra demonios que amenazan con devorar Seúl… y arruinar su gira mundial. Cada episodio está repleto de coreografías tan afiladas como sus armas, ataques mágicos que parecen sacados de un videoclip de BLACKPINK en esteroides, y secuencias que alternan el drama adolescente con el caos sobrenatural.
La clave del éxito de K-Pop Demon Hunters es que no pretende justificar nada. Acepta su propia absurdez desde el minuto uno y se abraza a ella con orgullo, como un fan que baila sin vergüenza en la fila del concierto.
K-Pop Demon Hunters: demonios, chicas y beats explosivos
Con un estilo visual que mezcla el anime tradicional con técnicas modernas de animación 3D y un diseño que brilla como un escenario de K-pop, la serie es una fiesta para los ojos. Todo es neón, brillo, maquillaje impecable y espadazos que cortan la oscuridad.
El estudio coreano Studio MIR, que ya nos sorprendió con The Witcher: Nightmare of the Wolf, se supera aquí con una animación tan dinámica como elegante. Los combates parecen videoclips de acción, cada fotograma está pensado para dejarte con la boca abierta, y la dirección no escatima en tomas imposibles que giran, saltan y explotan.
Personajes que se ganan el fandom a golpe de carisma (y katanas rosas)
El cuarteto protagonista está hecho para conquistar tanto al público del anime como al del K-pop. Cada una tiene su rol claro:
- Jiwoo, la líder estoica con un pasado trágico.
- Minji, la rapera rebelde con lengua afilada.
- Hana, la dulce pero impredecible, con un poder oculto aterrador.
- Sohee, la cerebrito tech, que convierte sus gadgets en armas sobrenaturales.
No son personajes nuevos, pero su desarrollo emocional, sus interacciones llenas de chispa y sus momentos de vulnerabilidad hacen que te enganches a sus dramas tanto como a sus batallas.
Una banda sonora que pone los pelos de punta (y no solo por los gritos demoníacos)
Aquí no hablamos de simple música de fondo: hablamos de un soundtrack que combina temas originales de K-pop creados expresamente para la serie con colaboraciones de grupos reales, como (según rumores) aespa, Dreamcatcher o incluso alguna aparición sorpresa de BTS. Cada combate clave tiene su propia canción, con letras que a veces narran lo que está pasando, al más puro estilo musical.
Eso sí, también hay espacio para la experimentación: electro-metal, trap místico y baladas oscuras se mezclan para ambientar lo que, en cualquier otra serie, parecería una fumada… pero aquí encaja.
¿Solo estética? No, también hay mensaje y crítica encubierta
Bajo todo ese envoltorio visual brillante y humor autorreferencial, la serie no se olvida de dar alguna colleja al sistema. La presión que sufren las idols en la industria musical, la doble cara del éxito, la explotación de menores y la pérdida de identidad son temas que, aunque no se abordan de forma directa, se sienten muy presentes en la narrativa.
También hay un mensaje claro sobre el poder de la amistad femenina, el empoderamiento y la autoaceptación. Pero sin ponerse intensos: todo entra mejor con una patada giratoria y una pose molona.
No es para todos… pero quien entre, no saldrá indiferente
Está claro que K-Pop Demon Hunters no será del gusto de los más puristas del anime o quienes busquen historias contenidas y con lógica estricta. Esta serie es una bomba de azúcar visual con esteroides sobrenaturales, pensada para un público que disfruta del exceso, la parodia y el ritmo imparable.
Aún así, si aceptas su propuesta sin juzgarla desde la lógica, te encontrarás con una de las propuestas más frescas, atrevidas y entretenidas del año.
K-Pop Demon Hunters es como una bolsa de chuches coreanas: no sabes muy bien qué estás comiendo, pero no puedes parar. Y si eres de los que disfruta cuando el anime se suelta la melena y se va de fiesta con el K-pop, esta serie te va a hacer gritar como si estuvieras en primera fila de un concierto demoníaco.
¿Quién dijo que el infierno no podía tener su propia girlband?


