Una polémica sacude a I May Be a Guild Receptionist, ¿fin prematuro o reinvención?

Panini

El escándalo del ilustrador pone en jaque al futuro de la novela ligera y su adaptación anime

La popularidad de I May Be a Guild Receptionist, but I’ll Solo Any Boss to Clock Out on Time parecía imparable… hasta que un escándalo real destrozó su crecimiento. La novela ligera, que había ganado notoriedad tanto en Japón como en el extranjero, ha sido retirada de las tiendas físicas y digitales después de que su ilustrador original, Gaou, admitiera haber cometido actos sexuales con una menor. Un crimen devastador que ha puesto en pausa uno de los proyectos más prometedores del momento.

Kadokawa, la editorial responsable, ha reaccionado de forma inmediata y contundente. Aunque ha dejado claro que la obra no será cancelada, sí se ha confirmado que será reeditada con un nuevo ilustrador, cuyo nombre aún no se ha revelado. Este movimiento pretende desligar la historia de cualquier vínculo con Gaou, pero el daño ya está hecho: la mancha en la reputación de la obra podría afectar a su trayectoria internacional y a su recién estrenada versión animada.

¿Está cancelado I May Be a Guild Receptionist?

Por ahora, no. Según declaraciones oficiales de Kadokawa, la serie seguirá adelante, aunque por el momento queda paralizada en términos de distribución hasta que se produzca esta transición artística. Además, otras obras ilustradas por Gaou, como Welcome to the Outcast’s Restaurant! también serán retomadas con nuevos dibujantes, mientras que títulos más antiguos como Hallelujah Vamp han sido simplemente retirados, sin planes de relanzamiento.

El caso ha provocado una fuerte reacción en redes y foros de anime y manga. Muchos fans expresan su decepción y repulsa, no solo por la conducta del artista, sino también por cómo esta afecta indirectamente a Mato Kousaka, el autor original de la historia. Una situación injusta para quienes han trabajado de forma ética y creativa en la obra.

¿Qué pasa con el anime?

Aunque el anime debutó en enero de 2025 con una recepción bastante positiva, el futuro de su segunda temporada queda ahora en entredicho. La polémica podría haber contaminado la imagen de la franquicia de forma irreversible. No hay anuncios oficiales de cancelación, pero los rumores ya corren entre los fans y medios especializados: una IP afectada por un escándalo de esta magnitud puede convertirse en un riesgo comercial, incluso si se intenta separar la obra del autor implicado.

La protagonista, Alina Clover, había comenzado a conquistar corazones con su carisma y determinación para combatir jefes de mazmorra sin que nadie lo supiera, todo para evitar las horas extra en su trabajo como recepcionista. La combinación de comedia, acción y crítica a la cultura laboral japonesa parecía tener una fórmula ganadora. Ahora, su universo narrativo se tambalea.

I May Be a Guild Receptionist

¿Puede recuperarse la obra?

Es posible. La industria japonesa ha sabido salir adelante en casos similares, especialmente cuando el peso creativo recae en múltiples manos y no solo en una figura central. Cambiar al ilustrador puede ser un paso eficaz si se acompaña de una buena campaña de comunicación y una edición visualmente atractiva. Lo complicado será recuperar la confianza del público.

Por otro lado, el escándalo ha abierto un debate más amplio en la comunidad otaku: ¿deberíamos separar la obra de su creador cuando hay delitos de por medio? Mientras algunos fans optan por el boicot total, otros piden no castigar al resto del equipo artístico por los errores de una persona.

I May Be a Guild Receptionist

El camino por delante

Lo que está claro es que I May Be a Guild Receptionist, but I’ll Solo Any Boss to Clock Out on Time no saldrá ilesa de esta crisis. Aunque no esté cancelada, el parón forzado, el daño reputacional y la incertidumbre en torno al anime dibujan un panorama complejo. Todo dependerá de cómo Kadokawa gestione el relevo artístico, del apoyo del fandom y, sobre todo, de cuánto pese esta polémica a largo plazo.

Mientras tanto, la serie queda en pausa obligada, esperando poder volver con una imagen renovada, sin sombras que empañen su historia de fantasía y empoderamiento laboral.

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