Jason Blum confiesa por qué M3GAN 2.0 no ha asustado a nadie

Jason Blum
Panini

Jason Blum, el productor de Blumhouse admite los errores y el exceso de confianza que han convertido la secuela en un tropiezo inesperado

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Cuando una muñeca asesina se convierte en icono, el público espera sangre y bailes virales, no redenciones tecnológicas ni cambios de personalidad. Y eso es justo lo que ha pasado con M3GAN 2.0, la esperada secuela del fenómeno que arrasó en taquilla y en TikTok… pero que ha terminado siendo una gran decepción para Jason Blum, el productor más temido del terror moderno.

La secuela que perdió el rumbo

El batacazo de M3GAN 2.0 ha pillado por sorpresa incluso a su propio creador. La primera entrega recaudó más de 180 millones de dólares a nivel mundial partiendo de un presupuesto minúsculo, así que nadie dudaba que la segunda parte sería un éxito seguro. Sin embargo, la realidad ha sido otra: solo 10 millones en su estreno estadounidense, muy lejos del hype que arrastraba la muñeca cibernética. Jason Blum, fundador de Blumhouse, no ha dudado en reconocer el golpe: “Entré en una espiral de depresión. El lunes no me sentía nada bien”, confesó sin rodeos en el podcast The Town.

¿Qué ha fallado en la fórmula mágica de M3GAN? Según el propio Blum, la clave está en el exceso de confianza y en creerse invencible: “Todos pensábamos que M3GAN era como Superman. Podíamos hacer cualquier cosa con ella. Cambiar de género, lanzarla en verano, cambiarle el look, pasar de villana a heroína… Sobreestimamos el vínculo real del público con el personaje”, reflexiona el productor.

La muñeca ha perdido su esencia al intentar convertirse en “techno-salvadora”, alejándose del terror puro y de la sátira tecnológica que tanto enamoró a los fans en la primera película. En el fondo, dice Blum, “la gente quería más M3GAN tal y como era”. Pero aquí llega el dilema de toda secuela: si te repites, te acusan de copiarte; si innovas demasiado, nadie lo reconoce como una continuación legítima.

Otro golpe duro fue la ausencia del fenómeno viral. El baile de M3GAN se adueñó de TikTok y convirtió la película en meme universal, pero repetir el truco era imposible. “No puedes fabricar ese tipo de cosas”, admite Blum, que reconoce que la campaña de M3GAN 2.0 no pudo igualar el boom espontáneo de la original.

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¿Hay vida para Blumhouse tras el traspié?

Jason Blum ha sido claro: ni Universal ni el director Gerard Johnstone son los culpables. De hecho, elogia a Johnstone como “un director capaz de solucionar casi cualquier cosa, si tiene tiempo”. La primera M3GAN se cocinó a fuego lento, mientras que la secuela llegó forzada por el éxito y las prisas, un error frecuente en Hollywood cuando algo funciona mejor de lo esperado.

El contexto del cine actual tampoco ayuda. Ahora, los estrenos de terror de presupuesto medio como M3GAN 2.0 luchan por sobrevivir ante “eventos cinematográficos” como Final Destination: Bloodlines, capaces de arrasar en taquilla y eclipsar cualquier propuesta que no tenga detrás una legión de fans incondicionales.

Blum asume la responsabilidad del fallo, y deja claro que la clave es aprender de los errores: “Hay que desdramatizar, analizar en frío y volver a empezar. Lo importante es mirar a largo plazo y no perder el foco”, asegura.

¿Qué será de M3gan y el terror viral?

El futuro de la saga M3GAN está en el aire, pero en Blumhouse ya piensan en los próximos éxitos. The Black Phone 2 y Five Nights at Freddy’s 2 apuntan a recuperar el pulso tras varios estrenos poco brillantes como Night Swim, Imaginary o Wolf Man. Y es que, aunque M3GAN haya “petardeado”, el propio Blum recuerda: “El negocio es a largo plazo”.

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¿Podrá la muñeca recuperar su corona o ha pasado su momento viral? De momento, toca autocrítica, muchas reuniones y un baño de humildad. Porque en el terror, incluso los reyes pueden recibir un susto.

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