¿Qué ha fallado en la fórmula mágica de M3GAN? Según el propio Blum, la clave está en el exceso de confianza y en creerse invencible: “Todos pensábamos que M3GAN era como Superman. Podíamos hacer cualquier cosa con ella. Cambiar de género, lanzarla en verano, cambiarle el look, pasar de villana a heroína… Sobreestimamos el vínculo real del público con el personaje”, reflexiona el productor.
Otro golpe duro fue la ausencia del fenómeno viral. El baile de M3GAN se adueñó de TikTok y convirtió la película en meme universal, pero repetir el truco era imposible. “No puedes fabricar ese tipo de cosas”, admite Blum, que reconoce que la campaña de M3GAN 2.0 no pudo igualar el boom espontáneo de la original.
¿Hay vida para Blumhouse tras el traspié?
Jason Blum ha sido claro: ni Universal ni el director Gerard Johnstone son los culpables. De hecho, elogia a Johnstone como “un director capaz de solucionar casi cualquier cosa, si tiene tiempo”. La primera M3GAN se cocinó a fuego lento, mientras que la secuela llegó forzada por el éxito y las prisas, un error frecuente en Hollywood cuando algo funciona mejor de lo esperado.
Blum asume la responsabilidad del fallo, y deja claro que la clave es aprender de los errores: “Hay que desdramatizar, analizar en frío y volver a empezar. Lo importante es mirar a largo plazo y no perder el foco”, asegura.
¿Podrá la muñeca recuperar su corona o ha pasado su momento viral? De momento, toca autocrítica, muchas reuniones y un baño de humildad. Porque en el terror, incluso los reyes pueden recibir un susto.