La decisión de cancelación sobre el proyecto de Ta-Nehisi Coates y J.J. Abrams por parte de Warner Bros. dispara el precio de los cómics clásicos y revive el debate sobre los superhéroes negros
La historia detrás del mito
La cancelación de este proyecto no significa que la idea de un Superman negro sea nueva ni mucho menos extraña para los fans de los cómics. De hecho, DC Comics lleva décadas explorando esta posibilidad, aunque siempre en universos alternativos o líneas menos mainstream.
Uno de los casos más conocidos es el de Calvin Ellis, también llamado President Superman, que debutó en Final Crisis y que, en su propio universo, llega a ser ¡el presidente de los Estados Unidos! Este cómic, firmado por Grant Morrison y Doug Mahnke, ha pasado de costar apenas 3 euros a alcanzar los 600 dólares (unos 550 euros) en versiones certificadas, con un mercado que está que arde.
Tampoco se queda atrás Val-Zod, el Superman de Tierra-2, creado por Tom Taylor, Nicola Scott y Robson Rocha, cuyos cómics han visto cómo su valor se triplicaba.
Y no podemos olvidar a Tangent Superman, nacido de la imaginación de Mark Millar y Jackson Guice: un Superman oscuro y dictatorial de otra dimensión, cuyo cómic ahora es una rareza codiciada.
Un debate que viene de lejos
Más allá de estos ejemplos, la diversidad kryptoniana en los cómics incluye desde historias bastante olvidables, como la célebre y polémica Isla Vathlo (el primer intento de DC en los años 70 de dar cabida a los kryptonianos negros, aunque de manera algo torpe), hasta apuestas más actuales como Icon, el superhéroe alienígena de Milestone Comics que aterrizó en el sur esclavista de Estados Unidos en 1839 y se integró en la cultura afroamericana desde entonces.
El recorrido de estos personajes demuestra que el universo DC lleva mucho tiempo experimentando con el concepto de un Superman negro, aunque hasta ahora siempre ha sido en papeles secundarios, realidades alternativas o sellos independientes.
Por si fuera poco, la integración de estos personajes en la nueva historia oficial del universo DC ha ido ganando presencia, y ni los lectores ni la crítica han calificado estos avances como “demasiado woke”… hasta que la idea ha saltado al cine, claro.
Un mercado que se beneficia de la polémica
La reacción del mercado ha sido instantánea: el anuncio de la cancelación multiplicó el valor de los ejemplares donde debutan estos personajes, como Final Crisis #7, Action Comics #9, Earth 2 #19 y #25, Tangent: Superman #1, o incluso el clásico Animal Man #23 de Grant Morrison, donde aparece Sunshine Superman.
Lo curioso es que algunos de estos cómics, que hace una semana apenas llegaban a los 3 euros, han superado los 150 o incluso 600 dólares en subastas recientes. Todo un ejemplo de cómo una decisión ejecutiva puede revolucionar el mercado del coleccionismo y reavivar debates sobre la representación en los superhéroes.
Y, aunque Warner Bros. no descarta recuperar este proyecto en el futuro —de hecho, según fuentes internas, James Gunn y Peter Safran podrían volver a plantearlo—, lo cierto es que la industria sigue dividida entre quienes desean ver más diversidad en los héroes del cine y quienes temen que el “wokeismo” cambie la esencia de sus personajes favoritos.
Mientras tanto, los cómics clásicos siguen aumentando de valor y los debates sobre la representación y el legado de Superman están más vivos que nunca. ¿Veremos algún día a un Superman negro volando en la gran pantalla? Solo el tiempo (y los directivos de Hollywood) lo dirán.


