El actor de Reacher habla de su brutal nueva película y de su posible futuro en DC
¿Te imaginas una película de acción con apenas cinco frases en todo el metraje? Pues eso es exactamente lo que trae Motor City, el nuevo proyecto de Alan Ritchson, que llega con su estreno mundial en el Festival de Venecia y después viajará directo a Toronto. Una cinta que apuesta por un enfoque radical: acción pura, casi sin palabras, en un Detroit setentero lleno de venganzas, corruptelas y violencia estilizada.
Ritchson, conocido por dar vida a Reacher, asegura que este filme es tan arriesgado como único. En sus propias palabras, es “una película superartística y comercial a la vez”, diseñada para que el público sienta cada golpe y cada mirada cargada de rabia. Y aunque él no puede acudir a Venecia por el rodaje de la cuarta temporada de su serie, la expectación ya está servida.
Motor City, una venganza contada con los puños
La historia es simple pero potente: un trabajador de clase obrera lo pierde todo —su prometida, su libertad y hasta su identidad— tras ser víctima de un montaje orquestado por un policía corrupto (Pablo Schreiber) y un narco local (Ben Foster). Desde ahí, el camino solo puede llevar a una cosa: revancha. Y vaya si la hay.
Lo que distingue a Motor City no es tanto la trama como su ejecución. El guion apenas se apoya en diálogos, permitiendo que el peso recaiga en la expresividad corporal, las coreografías de combate y la puesta en escena. La música —con la colaboración nada menos que de Jack White— funciona como combustible emocional, y las peleas alcanzan un tono casi operático.
Ritchson reconoce que rodar sin palabras fue todo un reto: “Es un poco aterrador no tener el recurso del diálogo, pero también emocionante comprobar si puedes generar magnetismo solo con la presencia y la energía interna”.
El duelo más brutal, un ascensor, dos enemigos
Si algo promete dejar huella es la ya comentada pelea en ascensor entre Ritchson y Pablo Schreiber. Según el actor, la diseñaron entre toma y toma de Reacher junto a su doble de acción, estableciendo una regla de oro: nunca repetir el mismo golpe. Si usas un puñetazo, lo siguiente debe ser un codo; si un codo, entonces una cabeza; si apuñalas, después disparas. Una escalada constante para evitar el cansancio visual del espectador.
El resultado, dice, es una de las secuencias más bestias de su carrera, con un nivel de violencia tan crudo que roza lo poético. “No hay recuento de golpes ni héroes intocables. Aquí cada impacto duele de verdad”, asegura.
Alan Ritchson, productor y visionario del género
Además de protagonizarla, Ritchson también produce la cinta. Su intención, confiesa, es reinventar cómo se entiende el cine de acción. Para él, Reacher ha sido su campo de pruebas, pero Motor City es el escaparate donde demuestra lo aprendido. “Sé cómo rodar acción mejor que nadie. La violencia en mis películas es visceral, hiperrealista y, al mismo tiempo, tiene un lenguaje propio”, afirma con seguridad.
No es un farol: su método, centrado en elevar cada movimiento, podría marcar un antes y un después en un género a veces repetitivo. Y lo mejor, según él, es que apenas estamos viendo el principio.
¿Y Batman en el horizonte?
Entre las curiosidades de la entrevista, Ritchson habló también de los rumores que lo relacionan con Batman en el nuevo DCU de James Gunn. Y aunque lo desmiente parcialmente, no cierra la puerta del todo: “Se han intercambiado palabras sobre Batman, pero no creo que ese sea mi futuro. Lo que sí pienso es que habrá algo para mí en DC, y me gustaría que así fuera”.
Con estas declaraciones, deja claro que, aunque quizá no vista la capa del murciélago, podríamos verlo pronto como otro personaje dentro del universo que Gunn y Safran están levantando.
Un futuro sangriento y prometedor
Con Motor City, Alan Ritchson se consolida no solo como estrella de acción, sino también como creador con una visión muy clara de lo que quiere aportar al cine. Su próximo proyecto, Runner, promete ser aún más salvaje, y los fans del género ya saben que si buscan combates sin concesiones, su nombre es una apuesta segura.
Habrá que esperar a ver cómo recibe el público esta apuesta casi muda y ultraviolenta, pero lo cierto es que la jugada tiene pinta de no dejar a nadie indiferente. Entre la estética setentera, la furia contenida del protagonista y un tercer acto bañado en sangre, Motor City puede convertirse en la sorpresa más comentada de la temporada festivalera.


