El momento, captado en directo y compartido en redes sociales, se convirtió de inmediato en un meme viral. El público no podía creer que justo cuando se decía “ignora al Koraidon”, el Pokémon decidiera obedecer literalmente, evaporándose como si se tratara de un truco de magia. La sincronización fue tan precisa que hasta los comentaristas terminaron riéndose en plena final.
Este bug, lejos de empañar el espectáculo, se transformó en un cierre simbólico de lo que fueron Scarlet y Violet: títulos con mucho potencial, con mecánicas innovadoras y un mundo abierto que marcó un nuevo rumbo para la saga, pero también con una mochila de problemas técnicos que nunca lograron dejar atrás del todo.
Scarlet y Violet se despiden de la misma forma en la que llegaron: entre risas, incredulidad y memes. No es descabellado pensar que, dentro de unos años, los fans recordarán más sus glitches virales que algunas de sus mecánicas jugables. Y, siendo sinceros, eso también forma parte de la magia de Pokémon.
Además, el hecho de que precisamente Koraidon protagonizara este glitch añade un componente casi irónico a la historia. El Pokémon que debía ser la representación de fuerza y resistencia terminó siendo recordado por desaparecer en el momento menos oportuno. Esta anécdota refuerza cómo, más allá de estadísticas y estrategias, Pokémon sigue siendo una saga cargada de momentos inesperados y memorables que trascienden lo meramente jugable.
Ahora queda esperar a ver si Pokémon Champions mantiene un mejor pulido técnico o si heredará ese ADN caótico que, por extraño que parezca, también ha dado a la saga algunos de sus momentos más memorables.