La actriz destaca que lo que más le fascinó del guion fue la dualidad de su personaje. Sin entrar en demasiados spoilers, Emily atraviesa un viaje intenso: de la inocencia inicial a una oscuridad que la transforma por completo. “Pude jugar con un abanico de emociones muy amplio, desde lo más luminoso hasta lo más perturbador”, explicó.
El remake apuesta fuerte por los efectos prácticos, alejándose del abuso del CGI que domina gran parte del cine actual. Iseman asegura que esto marcó la diferencia: “En Goosebumps trabajamos casi siempre con pelotas de tenis porque todo era digital. Aquí fue distinto: me encantó ensuciarme, sentir la sangre, vivirlo de verdad”.
No es la única escena diseñada para provocar pesadillas: también adelantó otra en la que unas manos emergen de la cama para arrastrarla, un guiño a los horrores que Russell ya exploró en Pesadilla en Elm Street 3. Los fans del género pueden esperar un despliegue de sangre, terror físico y atmósferas inquietantes, como en las mejores cintas de los 80.
¿Jumanji 3 en el horizonte?
Aunque Witchboard sea su estreno inmediato, Iseman no se libra de las preguntas sobre el futuro de la saga que la catapultó: Jumanji. La última entrega, The Next Level, recaudó más de 800 millones de dólares en 2019, consolidando la franquicia como una de las más taquilleras de Sony.
“Mis labios están sellados… pero ha habido ciertos rumores. Eso es todo lo que puedo decir por ahora”, dijo entre risas. Una respuesta que suena a confirmación velada de que algo se mueve tras bambalinas.
Con apenas 27 años, Madison Iseman está demostrando una versatilidad poco común: pasa de la acción fantástica de Jumanji al horror físico y psicológico de Witchboard con una naturalidad pasmosa. Esa mezcla la convierte en una actriz clave dentro del nuevo Hollywood, donde las sagas conviven con los remakes de culto y las películas originales.