Un viejo conflicto de Star Trek encuentra nueva vida en la tercera temporada de Strange New Worlds
Cuando los Gorn irrumpieron en Strange New Worlds, muchos seguidores se llevaron las manos a la cabeza. En la serie clásica de los 60, la Federación apenas conocía a esta especie, mientras que en la precuela de Paramount+ parecían ser enemigos de sobra reconocidos. El desajuste con el canon era evidente, y la polémica estaba servida. Sin embargo, la solución llegó de forma sorprendente en el episodio “Terrarium” de la tercera temporada: la reaparición de los Metrons, aquellos seres casi divinos que ya habían jugado con las vidas de Kirk y un capitán Gorn en el mítico episodio Arena.
De esta forma, lo que parecía un error insalvable acabó convertido en una pieza clave para darle mayor coherencia al universo. Los guionistas no solo arreglaron un fallo de continuidad, sino que ofrecieron una lectura más compleja sobre los Gorn y el propio Starfleet.
Star Trek Strange New Worlds y el problema de los Gorn
La clave está en cómo se reinterpretó la relación con los Gorn. En “Terrarium”, la teniente Erica Ortegas queda atrapada en un planeta inhóspito junto a una Gorn, y lo que en principio parece un destino fatal acaba revelando matices inesperados. La criatura no solo muestra empatía, sino que incluso protege a la oficial de Starfleet. Este detalle conecta directamente con el gesto de Kirk en Arena, cuando decidió no ejecutar al capitán Gorn pese a tener la oportunidad.
El paralelismo es evidente: la supuesta monstruosidad de los Gorn se resquebraja cuando se les da un espacio para mostrarse como algo más que depredadores, y eso encaja con la filosofía de la saga, basada en la empatía y el entendimiento entre especies.
Los Metrons, los verdaderos titiriteros
El regreso de los Metrons no solo arregla el canon: explica por qué la Federación parecía haber “olvidado” a los Gorn en la serie original. Estos seres, con poderes cercanos a los del Q Continuum, manipulan los recuerdos y percepciones de los humanos, reconfigurando lo que saben de sus enemigos. De este modo, lo que en TOS parecía un primer contacto genuino, ahora cobra sentido dentro del gran mosaico narrativo.
Además, el episodio deja claro que los Metrons son tan crueles como fascinantes. Se presentan como jueces de la violencia ajena, pero son ellos quienes experimentan con vidas de manera fría, como si fueran piezas de un tablero cósmico. Esta visión amplía el trasfondo de Arena y otorga a Strange New Worlds una capa extra de significado.
El peso emocional de Ortegas
Si algo elevó “Terrarium” fue la interpretación de Melissa Navia como Erica Ortegas. Su reacción a la muerte de la Gorn con la que había forjado un vínculo es de lo más desgarrador que se ha visto en la serie. La tensión entre el miedo, la desconfianza y el respeto mutuo acabó convertida en una tragedia que humanizó más a ambos personajes.
Este arco, además, refuerza uno de los temas recurrentes de Star Trek: los verdaderos monstruos no siempre son los alienígenas, sino la incapacidad de las especies inteligentes para superar sus prejuicios.
Canon arreglado, y con estilo
Lo que parecía un error de continuidad terminó siendo una jugada brillante. Al introducir a los Metrons como responsables de alterar la memoria de la tripulación, Strange New Worlds reconcilió pasado y presente de la franquicia. A la vez, abrió nuevas posibilidades narrativas para explorar el papel de los Gorn más allá del cliché del enemigo implacable.
En resumen, “Terrarium” convierte un fallo en una oportunidad, demostrando que incluso en un universo con casi sesenta años de historias, siempre hay margen para la reinvención. Y lo mejor es que, en lugar de romper con lo que vino antes, lo enriquece.


