Amazon ha logrado con Los Anillos de Poder lo que ni Tolkien ni Peter Jackson se atrevieron a hacer: dar verdadero protagonismo a las mujeres de la Tierra Media
El Señor de los Anillos
Pero antes de juzgar los cambios, hay que mirar atrás. Tolkien sí sabía construir heroínas legendarias, como Lúthien Tinúviel, capaz de derrotar a Sauron y desafiar incluso a Morgoth. Sin embargo, esa grandeza se diluyó en El Señor de los Anillos, donde Arwen, descendiente de Lúthien, fue relegada al rol de “recompensa” para Aragorn. Galadriel se convirtió en una figura de luz y consejo, pero pasiva, mientras que Éowyn —la más feroz de todas— terminó domesticada por el amor.
Peter Jackson, por su parte, mantuvo ese equilibrio frágil, apenas expandiendo la presencia de Arwen o de otras mujeres secundarias como Rosie Cotton o Ioreth. Ni siquiera la inclusión de Tauriel en El Hobbit consiguió romper del todo esa barrera.
Mujeres al frente de la Segunda Edad
En cambio, Los Anillos de Poder ha colocado a las mujeres en el centro del tablero político y bélico. La joven Galadriel, interpretada por Morfydd Clark, es todo lo que su versión clásica no pudo ser: impulsiva, guerrera y moralmente ambigua. La serie la presenta no como un adorno, sino como el motor del relato, y ese matiz cambia toda la experiencia.
También brilla la reina Míriel de Númenor, que pasa de ser un personaje secundario a una líder ciega que aún “ve” más allá de sus límites. Su lucha por mantener a flote su reino en decadencia resulta más humana que la de muchos reyes de antaño.
Y si hablamos de novedades, imposible no mencionar a Disa, la princesa enana que canta a las montañas y ejerce un poder político y emocional sin precedentes en la franquicia. Su personaje, inspirado en Dís —la única enana nombrada por Tolkien—, aporta calidez y autoridad a partes iguales.
Bronwyn, Nori y la nueva humanidad
La serie también ha explorado nuevos tipos de heroína, desde la campesina Bronwyn hasta las Harfoots, antecesoras de los hobbits. Bronwyn lucha no solo contra orcos, sino contra el sistema que la ignora. Su relación con Arondir, un elfo, introduce una dinámica interracial inédita en la saga.
Por su parte, Nori Brandyfoot, la pequeña hobbit que acompaña al misterioso Forastero (posiblemente Gandalf), encarna la curiosidad, la empatía y la valentía que siempre definieron al espíritu de la Comarca, pero ahora desde una perspectiva femenina.
Estas figuras representan una corrección necesaria del canon, un recordatorio de que la épica no pertenece solo a los hombres con espadas, sino también a las voces que durante generaciones fueron silenciadas.
Cuando el canon deja de ser sagrado
Los fans más puristas han alzado la voz, como ya lo hicieron hace veinte años cuando Peter Jackson intentó darle una espada a Arwen. Entonces, miles firmaron peticiones para “proteger la integridad” de la obra de Tolkien. Hoy, la historia se repite con Los Anillos de Poder, pero el contexto es otro.
Porque, al final, la Tierra Media sigue viva porque evoluciona. Y si el mayor error de Tolkien fue limitar la voz de las mujeres, Amazon ha decidido, con todos sus tropiezos, darles por fin el lugar que siempre merecieron en la leyenda.


