El cómic revela los crímenes más atroces de Doom y prepara el terreno para el final de One World Under Doom
En el universo Marvel, hay villanos y luego está Doctor Doom, el monarca de Latveria que nunca conoció el límite entre el poder y la obsesión. En Runaways #5, el último número de la miniserie escrita por Rainbow Rowell e ilustrada por Elena Casagrande, los lectores descubren por fin el destino del villano dentro del gran evento One World Under Doom… y no es precisamente glorioso.
La historia no solo explora la caída del dictador, sino que muestra la lucha interna de un Doombot que, atrapado entre su lealtad a Doom y su afecto por los Runaways, debe decidir a quién servir cuando el mundo entero arde bajo las ambiciones del tirano.
One World Under Doom, el fin de una era
Runaways #5 nos sitúa en el corazón de la guerra mágica desatada por Victor Von Doom, un conflicto donde incluso los inocentes se han convertido en víctimas de su ego. El cómic revela que Doom secuestró y sacrificó niños para canalizar energías arcanas con las que buscaba conquistar el planeta. En el proceso, miles de latverianos murieron como daño colateral de su ritual.
Esa revelación borra cualquier atisbo de simpatía que algunos lectores aún pudieran tener hacia él. La frase “Doom tenía razón” pierde todo sentido cuando la conquista implica el exterminio. Como señala el propio número, ni la educación universal ni la sanidad gratuita compensan el precio del alma de un pueblo.
Rowell y Casagrande manejan el equilibrio entre lo humano y lo monstruoso con gran maestría. El Doombot de los Runaways representa la dualidad de su creador: una máquina construida para servir al mal, pero que ha aprendido a cuidar de los jóvenes héroes como si fueran su familia. Esa tensión emocional da al número una fuerza inesperada, elevando el drama más allá del mero crossover.
Doom frente a su espejo
En One World Under Doom #9, el cierre del evento que llega el próximo mes, Doom se enfrentará a su destino final. Tras derrotar a todos los héroes de la Tierra y manipular el tiempo con la magia del Hechicero Supremo, su victoria parece inmutable. Pero Marvel ha dejado caer una pista inquietante: su caída también está sellada en ese mismo instante eterno.
Esa paradoja —la idea de que su derrota está tan fijada como su triunfo— es puro Doom. El personaje de Stan Lee y Jack Kirby siempre ha sido una figura trágica, un hombre cuya genialidad es igual a su condena. En este arco, su arrogancia alcanza proporciones casi shakesperianas: cree dominar el destino, cuando en realidad está escribiendo su epitafio.
La obra plantea una pregunta incómoda: ¿es posible redimir a un hombre que lo ha sacrificado todo por el control? La respuesta, al menos por ahora, parece ser un rotundo no.
Un final que redefine a los Runaways
Más allá de la tragedia de Doom, Runaways #5 también ofrece un emocionante reencuentro del equipo. Alex, Karolina, Gert y Chase deben dejar atrás sus diferencias para sobrevivir a la tormenta. La cuestión es si podrán hacerlo sin el apoyo del Doombot que tanto les ha protegido.
El cómic se despide con un tono melancólico pero esperanzador. Rowell cierra su etapa dejando claro que, aunque los Runaways nunca serán un grupo tradicional, su fuerza radica precisamente en esa imperfección. En contraste con el dictador que busca control absoluto, ellos encarnan la libertad de ser quienes son, incluso cuando el mundo se derrumba.
Con Runaways #5, Marvel no solo ofrece una de las piezas más emocionales del evento, sino que recuerda a los lectores por qué Doom sigue siendo uno de los villanos más fascinantes del cómic moderno.
