El cómic de culto de Charles Burns cobrará vida en una serie de Netflix, prometiendo una mezcla de terror adolescente y crítica social
En una jugada que ya está dando que hablar entre los fans del cómic alternativo, Netflix ha confirmado la adaptación de Black Hole, la aclamada novela gráfica de Charles Burns, considerada una de las obras más inquietantes e influyentes del género. El proyecto estará liderado por Jane Schoenbrun, directora de I Saw The TV Glow, y promete una experiencia tan oscura como fascinante.
Black Hole: la joya oscura del cómic independiente
Publicada originalmente entre 1995 y 2005 como una serie de doce números, Black Hole nos transporta a los años 70, en una pequeña y aparentemente tranquila localidad estadounidense donde un grupo de adolescentes contrae una extraña enfermedad de transmisión sexual conocida como “The Bug”. La infección provoca mutaciones físicas grotescas y los convierte en marginados, obligándolos a sobrevivir en los bosques, donde una amenaza aún más aterradora comienza a acecharles: un asesino en serie que caza a los infectados uno por uno.
La premisa se mueve entre el horror corporal, el drama psicológico y una poderosa metáfora sobre el aislamiento juvenil. Burns supo retratar con precisión la angustia existencial de la adolescencia y el miedo al rechazo, utilizando el cuerpo como vehículo de lo monstruoso.
El salto a la pantalla
Netflix ha dado luz verde directa a la serie, sin pasar por fase piloto, lo que demuestra la confianza en el proyecto. Además de Schoenbrun como guionista y directora, la producción contará con el apoyo de New Regency, Plan B (la productora de Brad Pitt) y Erin Levy, conocida por Mad Men y Good American Family, como productora ejecutiva.
Schoenbrun, que recientemente sorprendió con el hipnótico retrato de la identidad y la alienación en I Saw The TV Glow, parece la elección perfecta para trasladar el universo enfermizo de Burns al audiovisual. Su estilo visual y su sensibilidad para lo perturbador encajan con la atmósfera febril y surrealista de Black Hole.
Un proyecto que tardó décadas en materializarse
Esta no es la primera vez que Hollywood intenta adaptar Black Hole. En 2006, Alexandre Aja (director de Alta tensión) llegó a estar vinculado al proyecto junto a Neil Gaiman y Roger Avary (Pulp Fiction), pero la película nunca llegó a concretarse. Más tarde, David Fincher se interesó en dirigirla para Paramount, antes de centrarse en Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres. En 2018, Rick Famuyiwa (Dope) retomó la idea, pero el proyecto volvió a estancarse.
Ahora, con Netflix al mando, parece que por fin veremos una adaptación fiel y arriesgada de esta obra legendaria.
El origen de una pesadilla adolescente
En una entrevista con Vulture en 2017, Burns explicó el germen de su historia:
“Estaba haciendo relatos cortos sobre la idea de una plaga adolescente, una especie de enfermedad que se manifestaba físicamente. Era un tema que me rondaba desde hacía tiempo, algo que quería explorar más a fondo”.
Su visión dio lugar a un relato que, bajo su envoltorio de terror, explora la pérdida de la inocencia, el deseo, la culpa y la necesidad de pertenecer.
Un cómic de culto con peso generacional
Black Hole marcó a toda una generación de lectores. Su estilo visual —blanco y negro, con un trazo casi quirúrgico— y su narrativa lenta y opresiva influyeron en autores posteriores y en directores como Darren Aronofsky o Robert Eggers. La novela gráfica ha sido traducida a más de diez idiomas y figura en las listas de las mejores obras del cómic contemporáneo según Time y Rolling Stone.
Con el auge de adaptaciones de cómics más allá del género superheroico, esta serie puede situarse junto a títulos como Sandman o Scott Pilgrim Takes Off, abriendo el camino a una nueva ola de ficciones visualmente ambiciosas y emocionalmente intensas.


