Las grandes editoriales de Japón se rebelan contra el entrenamiento de IA con sus obras, denunciando infracciones masivas de derechos de autor
Inteligencia artificial y copyright en la ciudad nipona
El comunicado, respaldado además por Shueisha, editora de Weekly Shonen Jump (One Piece, Dragon Ball Super), acusa directamente a OpenAI de fomentar “una crisis de infracción en escalada” que vulnera las leyes japonesas de copyright y el Tratado de la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual).
El punto más polémico es el sistema “opt-out”, que obliga a los creadores a solicitar la exclusión de sus obras de las bases de datos de entrenamiento. Las editoriales lo califican de “sistema injusto y abusivo”, y piden sustituirlo por un modelo “opt-in” que requiera el permiso expreso de los titulares antes de usar su contenido.
Además, reclaman transparencia total sobre los datos utilizados y compensación económica para los autores. “Una respuesta a nivel nacional, incluyendo la creación de nuevas leyes, es esencial para la protección del contenido”, ha subrayado Shueisha.
La defensa del arte frente a la automatización
Pese al tono severo del comunicado, las compañías no rechazan la inteligencia artificial en sí. Kadokawa y Kodansha señalan que la tecnología puede ser una aliada si se usa con ética, pero advierten que “la evolución de la IA no puede construirse sobre la infracción del trabajo humano”.
Ya había alzado la voz antes
Este no es el primer roce entre el país del sol naciente y OpenAI. El año pasado, una oleada de imágenes “ghiblificadas” —creadas con IA para imitar el estilo de Studio Ghibli— se volvió viral en redes. Aunque el fenómeno fue popular, muchos fans y artistas lo calificaron de plagio, denunciando que la IA podía “robar” la identidad visual de estudios históricos como el de Mi vecino Totoro o El viaje de Chihiro.
Curiosamente, Studio Ghibli nunca se pronunció oficialmente, pero el mensaje estaba claro: Japón protege con uñas y dientes su patrimonio artístico.
Cuando la IA sí tiene cabida
Incluso Netflix Japón experimentó con este tipo de tecnología en 2023 en el corto The Dog & The Boy, donde los fondos fueron generados por IA. Más recientemente, el anime Twins HinaHima empleó herramientas de IA en la mayoría de sus cortes, lo que reavivó el debate sobre los límites éticos y creativos de su uso.
Una línea roja infranqueable
El mensaje a OpenAI es inequívoco: Japón no se opone al futuro, pero exige respeto a su arte y a sus creadores. Porque, como han repetido en su declaración, “la innovación tecnológica no puede nacer del robo creativo”.


