jueves, abril 18, 2024

¡Dattebayo, Naruto!

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Panini

narutobyeHace un mes acabó ‘Naruto’shōnen por excelencia del siglo XXI de la mano de Masashi Kishimoto. Desde septiembre de 1999, cuando se publicase el primer número en Japón de este mundo ninja basado en la época feudal, el manga comenzó a coger una relevancia sin igual, incrementada a niveles inimaginables cuando llegó a occidente, sobre todo a través del anime en 2006. Las aventuras de un grupo de tres jóvenes gennin instruidos por un sensei de cara a medio cubrir llamaron la atención de chavales (y no tan chavales) de todos los rincones del planeta, y aunque desde entonces haya sufrido una evolución que quizás no fuera la que mereciera en un principio, no cabe la menor duda de que se ha convertido en una obra maestra que nos ha dejado perlas del mayor nivel.

Recuerdo tener unos 11 años cuando vi el primer capítulo de ‘Naruto’. Por aquel entonces las únicas referencias de manga que tenía eran la colección de películas de ‘Dragon Ball’ y unos cuantos álbumes de cromos y chapas de ‘Pokémon’, ‘Digimon’ y similares. No tenía mucha idea del mundillo, pero lo disfrutaba como un niño, que al fin y al cabo es lo que era. Al ver a aquel preadolescente rubio con la bandana de Konoha en la frente, sin embargo, algo en mi se activó. Comencé a buscar de dónde provenía todo el mundo que se desarrollaba en la pantalla de mi televisión, y de pronto me vi con toda la serie descargada en japonés subtitulado español en DVD de malísima calidad.

Pronto la serie se convirtió en uno de mis referentes, pero por lo que observaba, no era el único al que le pasaba. En el instituto comenzaron las conversaciones acerca del último capítulo que habían dado y, poco después, del último manga publicado. El merchandising (en especial una colección de cartas que aún coronan mis estantes) volaba, y mis compañeros parecían absortos en el mundo que Kishimoto tanto logró estirar. Recuerdo que, por esa época, descubrí la parodia ‘Raruto‘, de Jesulink; ¿quién me diría a mi que siete años después tendría la oportunidad de entrevistarle?

Naruto

Después de un fiestón, sin embargo, viene la resaca. No duró mucho en llegarle a ‘Naruto’, la verdad. Aunque los videojuegos empezaron y siguieron vendiéndose como churros (tanto los ideados para Nintendo como los de Sony y Microsoft), el manga acabó su primera parte y el anime decidió meter un relleno de 84 episodios, hecho que provocó que muchos de los que la visionaban dejaran de seguirla tan fervientemente. Las audiencias en occidente del anime bajaron estrepitosamente, aunque no es algo extraño en España ante el pésimo doblaje con el que contaba.

Pero el manga estaba en su mejor punto, y aviso de que a partir de aquí pueden haber posibles spoilers. Cuando Glénat se encargaba de publicar los ejemplares de ‘Naruto‘ en España, los fans del shinobi continuaban comprando, entrega tras entrega, los tomos de Kishimoto, en especial cuando se trataban de algunos tan especiales como el 27 (fin de la primera parte) o el 28 (inicio de la segunda tras el timeskip). Es en este momento cuando se generó el punto de inflexión que necesitaba la serie. Tras dos años y medio entrenando con Jiraiya, Naruto volvía a Konoha con más poder y descaro que nunca. No tardó en revelarse de qué iría la segunda parte, pues Akatsuki atacó sin temor a Gaara (ahora Kazekage) y así se iniciaron cinco sagas que finalizaron de forma legendaria con el enfrentamiento entre Pain y Naruto en la apocalíptica aldea natal del ninja.

Naruto

Hubiera concluido con un final increíble, apoteósico, bestial. Pero quedaba mucha tela que tejer todavía y Kishimoto no es de los que deja las cosas a medias, así que estableció la Reunión de los Cinco Kages, saga a través de la cual se daba paso a la Cuarta Gran Guerra Shinobi. Y es aquí cuando llegó el declive de uno de los mejores shōnen de todos los tiempos. Complicar y enrevesar un argumento de manera innecesaria, con batallas cada vez más cansinas y retratar una guerra de tales dimensiones como un enfrentamiento entre un par de seres invencibles en ambos bandos acompañados de una maraña casi inservible, no fue la mejor idea que tuvo el autor. También me molestó la actitud secundaria que tomaron personajes que podrían haber evolucionado mucho más, ¿qué fue del espíritu de Rock Lee? y, aún peor, ¿esa era la muerte que merecía un personaje como Neji?

Naruto

El planteamiento soporífero y extensísimo de la guerra provocó que mucha gente dejara de leer el manga por mero aburrimiento. Había perdido el hilo que le había caracterizado durante todo ese tiempo. Más que ninjas, los personajes se habían convertido en superhéroes que nada tenían que envidiar a La Liga de la Justicia. Muchos sufrimos una verdadera traición ante el descenso de la calidad (no solo de guion sino también de dibujo) cuando esperábamos que se nos ofreciera un colofón meritorio de lo que había llegado a ser, pero, como mínimo, hemos podido resarcirnos en las publicaciones de este mismo año. No os engaño cuando os digo que se me pusieron los vellos de punta al leer la batalla final entre Naruto y Sasuke, mucho más humana y moral de lo que me esperaba, algo que volvió a transportarme a hace un par de años, cuando cada semana esperaba ansioso a que colgaran el siguiente número traducido.

¿Y qué deciros del remate final? Esa Konoha años después de la guerra, con todos los personajes perfectamente hilados en un final Disney que buscaba dejar un buen sabor de boca después de tanto sufrimiento en la guerra. Sin duda la conclusión me pareció fantástica para lo que se había convertido la última saga del manga, y aunque un nombre como Bolt no me dice nada para el hijo de alguien como el Séptimo Hokage y Sakura merecía más que terminar limpiando estanterías, no hay mucho más que desdeñar a un autor que nos ha regalado quince años de júbilo.

Solo me queda, pues, dar las gracias. Gracias Masashi Kishimoto por habernos dado verdaderas lecciones sobre la vida a través de la fantasía. Gracias por regalarnos personajes con los que es imposible no identificarse. Gracias por hacernos creer en nosotros en los momentos más difíciles. Gracias por haber sacado adelante tu obra cuando pasaba por momentos difíciles. Gracias por habernos mostrado un mundo que solo un genio es capaz de crear. Gracias por todo, y nos vemos en las próximas adaptaciones, homenajes y mucho más que seguro surgirán de esta increíble historia.

¡Dattebayo, Naruto!

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