Con la maraña de estrenos veraniegos seguramente pase bastante inadvertida esta divertida película titulada Me he tragado un extraterrrestre ¡pero para evitarlo estamos nosotros aquí!
¡Los extraterrestres están entre nosotros!
En esta película de un estudio sudafricano, sus directores reivindican el talento que hay en su país para invitarnos a poner la mirada en un lugar distinto al que estamos acostumbrados. Y eso es porque está planteada desde un lugar bastante original: ¿y si los extraterrestres son tan diminutos que no los podemos ver y resulta que ya están entre nosotros?
No estamos solos en el universo. Norman lo tiene claro, pero no sabe muy bien cómo demostrarlo… Aunque, ¿y si los extraterrestres ya están entre nosotros? ¿Y si no son cómo nos imaginamos? ¿Y si son tan diminutos que para verlos necesitásemos tirar de microscopio? Me he tragado un extraterrestre va todavía un paso más allá.
Gus, Sophie y Max, integrantes del equipo de la Fuerza de Protección Espacial que lucha contra el crimen en el universo, sufren un accidente en su nave microscópica y acaban en la Tierra, más concretamente la cabeza de Norman, de 16 años.
No toda la (buena) animación viene de Hollywood
Cada vez son más los ejemplos de cine de animación de gran calidad (técnica y argumental) que nos llega desde diferentes países: Belle (2022), Wolfwalkers (2020) o Klaus (2019), entre otros muchos ejemplos.
Me he tragado un extraterrestre (Headspace) es una historia que llega desde Sudáfrica, de la mano de Luma Animation, un estudio de animación con sede en Johannesburgo. Los directores del film, Paul Meyer y Gerhard Painter, reivindican con esta animación el talento sudafricano en el género, por el que llevan apostando 20 años.
Para desarrollar este proyecto se han inspirado en Pixar, y para pulir la técnica y el resultado han contado con el apoyo de The Ergo Company como productores, el respaldo de la Corporación de Desarrollo Industrial de Sudáfrica y la financiación y distribución de Indigenous Film Distribution.
Extraterrestres en un viaje alucinante
Escrita por Daniel Buckland, Ronald Henry, Paul Meyer y Gerhard Painter, trata sobre un grupo de adolescentes con sus intereses y gustos propios: desde la tecnología hasta las redes sociales, etc. Son personajes que, a pesar de estar envueltos en un viaje alucinante (Era inevitable el guiño a la clásica película), son creíbles y reconocibles. Es un buen trabajo de caracterización.
Si bien es cierto que son algunos de estos personajes son estereotipos (sobre todo los malvados), también es cierto que han conseguido crear unos protagonistas diferentes en muchos aspectos.
Norman, el protagonista, parece el típico escolar de dieciséis años obsesionado con los extraterrestres. La ciencia ficción es lo suyo. Es socialmente torpe, pero inteligente e ingenioso, una combinación que a menudo lo lleva a situaciones de las que necesita ser rescatado por uno de sus amigos. Incluso es un visitante asiduo a la librería de cómics 🙂
Pero Norman no es el típico “rarito”, sino que es un personaje inteligente, consciente de sus limitaciones y de sus virtudes. Eso sí, es feliz cuando finalmente ha podido “probar” la existencia de extraterrestres, pero al mismo tiempo es consciente de que debe mantener su existencia en secreto, algo que a menudo olvida. Aunque, ¿quién le va a creer de todos modos? Y él es consciente de ello.
Todos los personajes (del lado de los héroes) son inteligentes y decididos, tanto los hombres como las mujeres. Eso sí, son valientes porque tienen que serlo, no temerarios: no son chavales de instituto que se convierten en superhéroes, son chavales que reaccionan como lo haría cualquiera de su edad (Alejandro es un claro exponente: cinéfilo, y amante de las redes sociales).
Incluso el villano, siendo un “típico” megalómano emperador intergaláctico tiene un gran punto de originalidad tanto en su manera de conseguir secuaces como, sobre todo, al mezclarse con cierto terrestre para conseguir sus fines y llevar la batalla intergaláctica al patio del instituto. Esto, además, es algo que muchos niños verán con agrado, al ser una de sus “mayores” pesadillas.
Del resto de personajes quiero destacar a Frankie, la joven hacker autodidacta, a la que me hubiera gustado ver mucho más en pantalla por su personalidad y sus reacciones a los que la rodean. Y me recuerda mucho, tanto en aspecto como en pesonalidad, a Sabine Wren.
En general, tenemos una historia donde se valora la amistad y el trabajo en equipo: ninguno habría conseguido salvar al planeta del malvado Zolthard de forma individual. Hacen falta los valores y los conocimientos de cada uno de ellos para vencer al villano.
Visualmente espectacular
Pero más allá de una buena y divertida historia, Me he tragado un extraterrestre nos ofrece una magnífica técnica. Los directores vieron una película inacabada en 2017 iniciada por otro estudio de animación y que, por diferentes motivos, nunca completaron.
Se hicieron cargo de “recuperar” esa historia, reconstruyéndola desde cero y modernizándola con los últimos adelantos en cine de animación. Cogiendo como base esa primigenia película, actualizaron “los sombreadores y las texturas, mejoramos las mallas para una mejor definición e iluminación para mejorar la configuración. Tuvimos que renderizar de manera eficiente, pero con mejoras, cambiando gran parte de la película. Esto nos enseñó a ser brutales en nuestro enfoque, manteniendo solo lo que era valioso y cortando y cambiando el resto”, proceso que les llevó más de cuatro años.
Además de unos excelentes diseños de personajes (todos) y de los maravillosos fondos y paisajes, la animación es espectacular: la fluidez de los movimientos, los movimientos (aceleraciones y frenazos incluidos) y las reacciones de los protagonistas con el entorno, dan como resultado una de las mejores animaciones “tradicionales” (es decir, no experimentales) que hemos visto últimamente.
En resumen, Me he tragado un extraterrestre es una divertida historia que tiene buenos personajes, un guion entretenido y bien escrito y, sobre todo, una técnica de animación perfecta. Ideal para llevar a nuestros peques estos días.
Me he tragado un extraterrestre (Headspace) llega a España de la mano de Vercine, que la estrena en salas el 1 de septiembre de 2023.