Una acrobacia en ‘Regreso al Futuro III’puso en jaque la vida de Michael J. Fox, pero Christopher Lloyd consiguió salvarle
En el vasto universo del cine, pocos momentos son tan escalofriantes como aquel en que la realidad roza peligrosamente con la ficción. Michael J. Fox, icono indiscutible de los 80, se encontró en un filo tan fino que su vida pendió de un hilo, literalmente, durante el rodaje de “Regreso al Futuro Parte III”. Este incidente, más allá de un mero contratiempo, reveló la vulnerabilidad incluso de las estrellas más brillantes ante los imprevistos del destino.
Un riesgo que trasciende la pantalla
Al adentrarnos en esta historia, es imposible no sentir un escalofrío al imaginar a Fox, ataviado como Marty McFly, enfrentándose a una muerte casi segura. La escena, que debía ser un emocionante clímax, se transformó en un terrorífico episodio cuando el actor estuvo a punto de ser ahorcado de verdad. Gracias al ojo avizor de Robert Zemeckis, director de la saga, lo que pudo haber sido una tragedia se quedó en un susto. Pero, ¿cómo llegamos a este punto?
La trilogía de “Regreso al Futuro” no solo marcó un antes y un después en la cultura pop, sino que también consolidó a Fox como una leyenda. Sin embargo, fue durante la filmación del tercer capítulo, ambientado en el salvaje oeste, donde la línea entre ficción y realidad se difuminó peligrosamente. En una escena clave, el villano Buford Tannen decide colgar a McFly en la plaza del pueblo, momento que casi se convierte en el último de Fox.
Doc Brown al rescate: no solo en la pantalla
En un giro digno de la propia saga, el Doc Brown cinematográfico, interpretado por Christopher Lloyd, no fue el único salvador en esta historia. Fuera de cámara, Zemeckis desempeñó ese rol al darse cuenta de que el acto de balanceo de Fox no era parte del guion, sino un peligroso accidente en proceso. La decisión de Fox de realizar él mismo la acrobacia, buscando autenticidad, casi le cuesta caro cuando, tras un error de cálculo, perdió la conciencia colgado del cuello.
En su libro “Lucky Man”, Fox reflexiona sobre este y otros incidentes, ponderando si aquellos momentos de riesgo extremo pudieron haber sido el presagio de su posterior diagnóstico de Parkinson a los 29 años. Este debate interno revela una faceta raramente vista del actor: la del ser humano que, más allá de la fama y el éxito, enfrenta sus propias batallas.
La incertidumbre médica y el valor de la perseverancia
Tras el incidente, Fox continuó una carrera exitosa, manteniendo su lucha contra el Parkinson en privado durante años. Su valentía y determinación, reflejadas en su trabajo con la Fundación Michael J. Fox, son un testimonio de su resistencia. Aunque nunca se confirmó una relación directa entre el accidente en el set y su enfermedad, Fox no puede evitar preguntarse sobre qué secuelas invisibles dejó aquel día.
Este episodio, más que una mera anécdota, nos recuerda la importancia de la seguridad en los rodajes y el impacto a largo plazo que los accidentes pueden tener en la vida de los involucrados. La historia de Michael J. Fox es un relato de supervivencia, talento y, sobre todo, de una lucha incansable tanto en la pantalla como en la vida real.
Este viaje por el tiempo, que casi se cobra la realidad de Fox, nos enseña que, a veces, los héroes no solo están en la pantalla. Detrás de cada escena de riesgo, hay un equipo y un individuo dispuestos a todo por el arte, aunque ello signifique danzar al borde del abismo. La saga de “Regreso al Futuro” permanece como un hito del cine, pero es la resiliencia de Fox lo que verdaderamente resuena en el tiempo, recordándonos el valor de cada momento vivido, en cualquier tiempo o dimensión.
