Entre la ovación de los fans y la indignación de varios autores, la nueva película del UCM, Thunderbolts*, se ha convertido en el tema geek del momento
Los pasillos virtuales arden desde que Thunderbolts llegó a los cines el 2 de mayo: la cinta presume de un flamante 88 % en Rotten Tomatoes y un 95 % en el “Popcornmeter”, pero también se ha ganado la reprimenda de varias leyendas del cómic que no aparecen en los créditos de “agradecimientos especiales”.
A golpe de estreno y polémica, Marvel Studios ha plantado la semilla de una era más oscura para su universo, mientras nombres como Jim Zub y Fabian Nicieza claman por el reconocimiento que, según ellos, se les ha negado.
La crítica se deshace en elogios porque la película “reinventa la figura del antihéroe” y “recupera la tensión callejera que tanto se echaba de menos” en la franquicia. Sebastián Stan —de vuelta como Bucky Barnes— celebra esa ética gris: “¿Villanos? ¿Héroes? Ellos tampoco lo saben”, confesó en una reciente alfombra roja. Sin embargo, la lista de “special thanks” proyectada tras los créditos ha dejado fuera a autores clave, y eso ha encendido otro tipo de mecha.
Jim Zub alzó la voz en X (antes Twitter): “Sabía que mis aportaciones no se iban a ver reflejadas cuando Marvel ni siquiera me invitó al estreno”. El guionista firmó las etapas de 2016 y 2022 en las que el Soldado de Invierno asumía el mando de los Thunderbolts, arco que ha inspirado no pocos giros del filme.
La queja de los veteranos
Fabian Nicieza, coguionista de Deadpool y papá de varios Thunderbolts de las viñetas, fue más allá: “Puede que sea la primera vez que nadie del listado haya trabajado realmente en un cómic de Thunderbolts”. Una pulla directa a Marvel Studios, que en palabras de los creadores parece haberse olvidado de quién cimentó hace décadas el concepto de “equipo de segundas oportunidades”.
El debate se avivó cuando lectores veteranos recordaron que la Casa de las Ideas ha solido acreditar a todo dios —desde dibujantes hasta coloristas— en adaptaciones anteriores. Aquí, en cambio, no aparecen nombres como Kurt Busiek o Warren Ellis, dos arquitectos fundamentales del grupo original de los noventa.
Éxito taquillero con letra pequeña
Mientras en taquilla el film vuela, el tema de los créditos amenaza con empañar la fiesta. La productora no se ha pronunciado oficialmente, pero en privado algunas fuentes internas apuntan a “un lamentable descuido burocrático”. Para los autores, sin embargo, el eco de esa ausencia golpea en lo personal y lo económico: las regalías por aparecer en “agradecimientos” suelen traducirse en invitaciones a convenciones y ventas de reediciones.
La paradoja es evidente: la película nace para celebrar a un grupo de marginados y, en el camino, margina a quienes les dieron vida. “No pedimos un cheque gigante, solo un gracias”, insiste Zub.
¿Quién lidera a quién?
Bucky Barnes, corazón torturado del MCU, asume un rol de líder que bebe directamente de la etapa Zub–Dodson de 2016. Allí, el ex‑Winter Soldier encabezaba a mercenarios como Moonstone o Fixer en misiones sucias para limpiar su propio pasado. En la gran pantalla, la dinámica se vuelve más tensa todavía: “Todos estamos rotos, así que nadie puede juzgar al de al lado”, reflexiona el personaje entre sombras y explosiones.
Esta aproximación coral ha sido alabada como la evolución lógica tras la saga del Infinito: menos épica cósmica, más calle y traición. Incluso críticos reticentes reconocen que la cinta “resucita la vibra gamberra de los Guardianes, pero con cuchillos más afilados”.
El futuro del equipo y de sus creadores
Con el UCM girando hacia relatos más ambiguos, todo apunta a que Thunderbolts servirá de puente hacia tramas donde los límites morales sean cada vez más borrosos. Rumores internos hablan de una secuela ya en preproducción y de posibles crossovers con Shang‑Chi o incluso Daredevil.
Para los autores agraviados, la esperanza está en la presión pública. No sería la primera vez que Marvel corrige créditos en ediciones domésticas o, como mínimo, lanza un comunicado conciliador. “Seguiremos luchando”, promete Nicieza, “porque al final los fans merecen saber quién puso los ladrillos de este castillo”.
La lección que deja todo esto es tan antigua como la propia industria: el éxito de hoy se apoya en la creatividad de ayer. Y aunque el público abarrote las salas, los creadores —esos que un día imaginaron a un puñado de villanos buscando redención— reclaman un sitio en los focos.