El nuevo número de Uncanny X-Men lanza un potente mensaje político al estilo Marvel de toda la vida
Los mutantes en el punto de mira del gobierno
La historia arranca con fuerza: una rueda de prensa en Nueva Orleans donde una madre llamada MacKenzie DeNeer alza la voz por los mutantes. No es una heroína, ni una política. Es una ciudadana corriente, madre de dos hijos, que agradece públicamente a Nightcrawler por salvar a su hija en un reciente ataque. Su testimonio sienta las bases de una nueva postura política que no tarda en llegar.
La alcaldesa Mikki Sappora recoge el testigo y lanza una bomba: Nueva Orleans será la primera “Ciudad amiga de los mutantes”. Un refugio, un lugar seguro donde puedan vivir en paz, sin miedo a ser perseguidos ni encerrados. Un gesto cargado de simbolismo y desafío a los organismos federales como la O.N.E. (Oficina de Emergencia Nacional), que en el cómic representa la versión institucional del odio y la represión mutante.
Uncanny X-Men y el legado de la resistencia
Lo que hace que este cómic brille con luz propia es su capacidad para conectar con el espíritu clásico de los X-Men, ese que nos trajo joyas como Dios ama, el hombre mata. Aquí, la ficción no se limita a entretener: denuncia, interpela y pone el dedo en la llaga. Simone y compañía no solo critican la violencia institucional, sino que nos recuerdan que la verdadera heroicidad no siempre lleva capa, y puede venir de una madre que alza la voz o de una ciudad que abre sus puertas.
No es la primera vez que Marvel hace esto, pero sí una de las más valientes en tiempos recientes. En plena era de polarización política y tensión social, el cómic recuerda el papel que los superhéroes pueden y deben tener como conciencia social. Y lo hace sin medias tintas.
Crítica política con superpoderes
Uncanny X-Men #16 es un número cargado de significado, tanto dentro como fuera del papel. Para los fans de los mutantes, supone un regreso al activismo explícito que siempre ha sido parte de la esencia del grupo. Para quienes buscan en los cómics una lectura que conecte con el mundo real, esta entrega es un puñetazo directo al sistema.
Lo que está claro es que, una vez más, los X-Men no solo luchan contra villanos de laboratorio, sino también contra los demonios que habitan en nuestras instituciones y sociedades. Y lo hacen con la valentía de quien sabe que lo diferente no es una amenaza, sino una riqueza.