El adiós a Morpheus es más poético que épico… y el post-créditos deja un mensaje inquietante
Durante años, The Sandman se ha movido entre lo onírico, lo filosófico y lo sobrenatural. Ahora, Netflix ha puesto punto final a la serie, y lo ha hecho de forma inusual: con una escena post-créditos que ya ha sido publicada de manera oficial en redes. Y ojo, que contiene spoilers importantes del desenlace.
La escena, breve pero cargada de simbolismo, no adelanta una nueva temporada ni deja pistas sobre un spin-off. Más bien, funciona como una elegía visual, un reflejo del viaje de Morpheus y el eterno ciclo de muerte, transformación y renacimiento.
Final de The Sandman en Netflix
¿Qué ocurre exactamente al final? Pues Morpheus, enfrentado a la destrucción de su reino por parte de las Furias (también conocidas como las Benevolentes o las Parcas), elige sacrificarse para salvar El Sueño. La Muerte, su hermana, toma su mano y desaparecen en un destello de luz.
En ese momento entra en escena Daniel Hall, el primer niño nacido en El Sueño, quien crece para convertirse en el nuevo Señor de los Sueños. Este personaje, interpretado por Jacob Anderson (conocido por sus papeles en Juego de Tronos o Entrevista con el vampiro), recoge el testigo del que fuera Morpheus.
Pero lo realmente llamativo viene después de los créditos. En la escena extra, las Parcas aparecen en su propio dominio y leen una frase de una galleta de la suerte:
“Flores recogidas por la mañana; por la tarde florecen; aún se marchitan al anochecer. Puedes ser yo cuando ya no esté.”
Las tres la rechazan como “mala poesía”, pero el texto es mucho más que un verso forzado. Representa la esencia cíclica de la existencia, y de cómo una parte de Morpheus sigue viva en la nueva encarnación del Sueño.

Un guiño al cómic original de Neil Gaiman
Para los más puristas del cómic, esta escena no es una invención nueva. De hecho, proviene directamente de la novela gráfica original de Neil Gaiman, y se sitúa concretamente en The Kindly Ones, la novena recopilación de historias.
El showrunner Allan Heinberg explicó en una entrevista a Entertainment Weekly que quiso conservar esa escena intacta, aunque modificó su ubicación en la cronología:
“Me encantaba esa parte. Decidí moverla después del velatorio. Pensé que cerrar con las Parcas justo después de que Daniel sonriera y Lucienne viera que todo iba a estar bien… le restaba impacto. Aun así, no quería perderla.”
Heinberg insistió en que la escena está tomada palabra por palabra del cómic original y agradeció a Netflix que le permitiera incluirla como epílogo, pese a que la plataforma suele evitar los post-créditos. “No fue poca cosa conseguirlo”, afirmó.
El cierre de una historia tan humana como mitológica
La segunda temporada de The Sandman ha sido, en muchos sentidos, el viaje emocional y trágico de un dios aprendiendo a ser humano, un relato introspectivo donde Morpheus se enfrenta a sus errores, a los lazos familiares y a su incapacidad para cambiar. Su final, lejos de grandes batallas o giros impactantes, se siente como una despedida serena y amarga. Un sacrificio necesario.
Y aunque hay quienes se preguntan si habrá más historias con Daniel Hall como protagonista, por ahora no hay planes anunciados. El post-créditos no promete una secuela: nos deja con un mensaje sobre la transición inevitable de los tiempos, y sobre cómo incluso los inmortales deben desaparecer para que algo nuevo florezca.
Un reparto a la altura del viaje final
La temporada final ha contado con Tom Sturridge como Morpheus, junto a Kirby Howell-Baptiste (Muerte), Gwendoline Christie (Lucifer), Mason Alexander Park (Deseo), Jenna Coleman, Stephen Fry, Jack Gleeson y muchos más. Cada uno aporta matices únicos a sus personajes, formando un tapiz coral que combina mitología, emociones intensas y pesadillas visuales.
El resumen oficial de la temporada ya lo adelantaba:
“Tras un reencuentro con su familia, Sueño de los Eternos debe tomar decisiones imposibles para salvarse a sí mismo, a su reino y al mundo de vigilia. Para redimirse, enfrentará a dioses, monstruos, mortales y enemigos del pasado.”
Y vaya si lo hace.
The Sandman no termina con ruido, sino con un susurro poético que se queda en el alma. El post-créditos no sirve de anzuelo, sino como homenaje final al personaje que nos guió por los reinos del Sueño. Un final valiente y coherente con su esencia.



