Un clásico que pudo no haber llegado jamás a Occidente
Cuando pensamos en los grandes animes que marcaron la infancia de los 90, Sailor Moon aparece casi de inmediato en la memoria. Sin embargo, lo que pocos saben es que esta obra de Naoko Takeuchi estuvo a punto de no publicarse en Estados Unidos, y todo por una creencia errónea que hoy resulta hasta absurda: “las chicas no leen cómics”.
Durante una reciente entrevista, Stuart J. Levy, fundador de Tokyopop, recordó lo difícil que fue encontrar una editorial interesada en el manga original de Sailor Moon, a pesar de que la serie arrasaba en Cartoon Network y Toonami. Entre las compañías que se negaron de forma insistente estuvo Dark Horse Comics, que ya trabajaba con otros títulos de Kodansha como Oh My Goddess!, pero que no veía futuro en las aventuras de Usagi Tsukino y sus compañeras guardianas.
Sailor Moon y el rechazo de Dark Horse
Levy contó que Mike Richardson, editor de Dark Horse, rechazó el manga en múltiples ocasiones, repitiendo que “las chicas no leen cómics”. Este prejuicio reflejaba una visión limitada de lo que podía ser el público lector en Estados Unidos, en un mercado dominado por superhéroes masculinos y narrativas centradas en la acción.
Lo más curioso es que no fue la única editorial que cerró la puerta. Algunas compañías, incluso, justificaban su negativa con comentarios racistas hacia la cultura japonesa. Levy recordó que un directivo de Penguin Random House le dijo: “¿Por qué comprar un cómic japonés en América? Tenemos Hollywood y grandes historias aquí. No necesitamos nada de Japón”. Hoy, esas frases suenan a un completo despropósito.
De la negación al éxito global
El tiempo terminó demostrando lo contrario: el manga y el anime se convirtieron en un fenómeno imparable en Occidente. Hollywood, que antes desdeñaba este tipo de historias, ahora busca constantemente adaptaciones de anime o manga, mientras que la música y el entretenimiento asiático, como el K-Pop, baten récords a nivel mundial.
Gracias a la apuesta de Waldenbooks y Borders, Sailor Moon acabó encontrando su hueco en el mercado norteamericano. Aquella decisión abrió la puerta a que otros mangas protagonizados por personajes femeninos tuvieran visibilidad, demostrando que había un enorme público deseoso de consumir estas historias. Kurt Hassler, la persona que apoyó el proyecto desde Borders, terminó más tarde cofundando Yen Press, una de las editoriales de manga más influyentes en EE. UU.
El impacto en España y Latinoamérica
En España, Sailor Moon aterrizó a mediados de los 90 a través de Antena 3, que emitía la serie en horario infantil. El fenómeno fue inmediato: mochilas, cromos, muñecas y hasta revistas oficiales se vendían en quioscos. Para muchos niños y niñas españoles fue la primera puerta de entrada al anime, antes incluso de Dragon Ball. La serie demostró que la animación japonesa podía atraer tanto a chicos como a chicas, rompiendo esa visión reduccionista que predominaba en editoriales como Dark Horse.
En Latinoamérica el éxito no fue menor. Países como México, Argentina o Chile vibraban con la llegada de Serena (nombre con el que se conoció a Usagi en muchos doblajes), mientras que las canciones de apertura y cierre se convirtieron en auténticos himnos generacionales. El doblaje latino es recordado con especial cariño por los fans, al punto de que en convenciones actuales sigue habiendo conciertos donde se cantan los openings de la serie.
Un legado que no se detiene
El fenómeno de Sailor Moon no se apagó con el final del anime original. En 2014 llegó Sailor Moon Crystal, un reboot más fiel al manga, que reavivó la pasión por las guardianas en todo el mundo. Además, las reediciones del manga de Naoko Takeuchi han sido un éxito de ventas, tanto en Japón como en Occidente, donde editoriales como Norma Editorial en España han publicado ediciones de lujo que se agotan rápidamente en librerías.
Hoy, Usagi y compañía siguen siendo referentes culturales. Su mensaje sobre la amistad, el amor y la lucha contra la oscuridad conectó con millones de jóvenes, y todavía inspira a nuevas generaciones de fans. Paradójicamente, aquel rechazo inicial de Dark Horse Comics es ahora visto como uno de los mayores errores editoriales de los 90.
Un error que cambió la historia del manga en occidente
La historia de cómo Sailor Moon fue rechazada una y otra vez nos recuerda que los prejuicios pueden costar caro. Lo que se pensaba como un producto “solo para chicas” terminó siendo un fenómeno mundial que impulsó el manga en Occidente y abrió las puertas a toda una nueva forma de entender el cómic.
Sin esas apuestas arriesgadas de los 90, quizás hoy no estaríamos hablando de la enorme industria del manga y el anime fuera de Japón. Y es que, en el fondo, Sailor Moon no solo salvó al mundo en su propia historia… también ayudó a salvar al manga en el extranjero.


