Para Gunn, lo más atractivo de aceptar el trabajo en DC fue la oportunidad de crear un mundo completamente distinto al nuestro. Mientras que Marvel suele situar a sus héroes en ciudades reales como Nueva York o Los Ángeles, el cineasta subraya que en el DCU existirán lugares propios como Metropolis, Coast City o Evergreen. “Es un mapa diferente”, afirmó.
El detalle va más allá de la geografía: en este universo los metahumanos no son una novedad, sino una presencia histórica. Gunn explica que llevan más de 300 años coexistiendo con la humanidad, lo que convierte a su DCU en un escenario con un pasado y una mitología mucho más rica desde el principio.
Además, el director recalcó que no se trata solo de hacer películas de superhéroes conectadas, sino de establecer un mundo coherente donde las series, las animaciones y el cine compartan un mismo latido. Así, proyectos como Creature Commandos, Superman (2025) y la segunda temporada de Peacemaker estarán unificados en una narrativa mayor.
El gran desafío, sin embargo, será Superman, la piedra angular de este nuevo universo. Para Gunn, esta película no es solo una historia de orígenes, sino la carta de presentación de un mundo en el que los héroes forman parte de la cultura desde hace siglos.
Con esta filosofía, el DCU quiere ofrecer una experiencia diferente, un terreno donde los fans puedan perderse en lugares, culturas y leyendas que solo existen dentro de la ficción. Y si algo ha demostrado Gunn en su carrera es que sabe dar alma a los mundos imposibles, desde un mapache parlante hasta un pacificador con casco ridículo. Ahora falta ver si logra lo mismo con Superman, Batman y compañía.