Pokémon casi no llega a estados unidos por una razón insólita

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Un ejecutivo pensó que Pokémon era demasiada “mona” para triunfar en occidente

4Kids Entertainment, Anime, Pikachu, Pokémon, Saban Entertainment

Cuando Pokémon aterrizó en la televisión estadounidense en 1998, pocos podían imaginar que Pikachu y compañía se convertirían en un fenómeno mundial. Pero lo más curioso es que la serie estuvo a punto de no cruzar el océano. Antes de que 4Kids Entertainment apostara por ella, otra distribuidora de peso la rechazó alegando un motivo tan absurdo como decisivo: era “demasiado cute”.

La oportunidad perdida de Saban Entertainment

El argumento parece ridículo hoy, pero en los noventa el anime aún era un nicho en occidente. Ejecutivos desconfiaban de lo que podía enganchar a los niños y creían que lo japonés resultaba demasiado raro o blando. Si no fuera por un golpe de suerte, quizás Pokémon jamás habría salido de Japón y la cultura pop sería muy distinta a la que conocemos.

La historia empieza con Stu Levy, quien más tarde fundaría Tokyopop. En plena fiebre del VHS, Levy encontró cintas del anime de Pokémon en un videoclub de Los Ángeles. Viendo su potencial, convenció a Saban Entertainment —la misma compañía que arrasaba con Power Rangers— para evaluar el proyecto.

Pero la respuesta fue un portazo. El CEO de Saban opinó que los personajes eran “demasiado blandos, demasiado encantadores” y que los niños americanos pedían acción más dura. En su visión, criaturas como Pikachu no iban a despertar pasiones en occidente. Una jugada que hoy parece un error garrafal, pero que estuvo a punto de enterrar el debut internacional de la franquicia.

El “no” que casi cambia la historia

La decisión de Saban pudo haber sido el fin del camino para Ash y su inseparable Pikachu fuera de Japón. Sin embargo, 4Kids Entertainment vio justo lo contrario: que esa ternura era su principal fortaleza. Al confiar en ese encanto universal, la compañía abrió la puerta a una saga que no tardó en arrasar en todo el mundo.

Es difícil no imaginar cómo sería el panorama cultural actual si Pokémon se hubiera quedado en su país de origen. No tendríamos ni el anime, ni los juegos en la Game Boy localizados, ni las cartas de intercambio que marcaron una generación. En definitiva, la infancia de millones de personas sería otra.

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La ironía del éxito “demasiado mono”

El golpe de ironía llega con los números: Pokémon es hoy la franquicia más taquillera de la historia del entretenimiento, con más de 103.000 millones de dólares generados hasta 2025 entre videojuegos, anime, juguetes y merchandising. Lo que un directivo vio como debilidad resultó ser su mayor virtud: un estilo accesible y entrañable que atrapó a niños, padres y coleccionistas por igual.

Stu Levy no guarda rencor. Reconoce que en el mundo del entretenimiento es fácil equivocarse y recuerda que Saban también rechazó Iron Chef, convencidos de que a nadie le interesaría ver un concurso de cocina en televisión. El tiempo demostró lo contrario: dos de los descartes de Saban acabaron convertidos en fenómenos culturales.

El icono que nadie vio venir

Lo más curioso es que Pikachu no estaba pensado como la gran estrella de la franquicia. En los primeros bocetos, Game Freak apostaba por Clefairy como rostro principal del anime. Sin embargo, la sencillez del ratón eléctrico, su color llamativo y su expresividad lo convirtieron rápidamente en el favorito de los niños japoneses. Esa conexión espontánea fue la que terminó impulsando su papel como compañero inseparable de Ash y, más tarde, como embajador mundial de Pokémon.

Comparado con otras criaturas de la época, Pikachu ofrecía un diseño menos agresivo y más cercano, lo que permitió a la serie diferenciarse de producciones como Digimon o Yu-Gi-Oh! que apostaban por un tono más intenso. La ironía es que aquello que parecía una debilidad fue lo que lo catapultó al éxito. La ternura se convirtió en una herramienta de expansión global, derribando prejuicios sobre lo que podía triunfar entre los jóvenes de occidente.

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La lección de Pokémon

El caso de Pokémon demuestra que apostar por lo diferente puede cambiar la historia. 4Kids confió en un producto que no necesitaba dureza ni violencia extra, sino que brillaba precisamente por su ternura. Esa apuesta convirtió a Pikachu en embajador global del anime y a la saga en un titán de la cultura pop.

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