Jim Carrey pudo haber sido Jack Sparrow y toda la saga de Piratas del Caribe habría cambiado

Antes de Johnny Depp, el estudio barajó a Jim Carrey como la cara reconocible de la saga de piratas

Cuando Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra llegó a los cines en 2003, nadie imaginaba que aquella adaptación de una atracción de Disneyland se convertiría en una de las sagas más exitosas de Disney. Pero lo que casi nadie sabe es que el excéntrico capitán Jack Sparrow pudo haber tenido el rostro —y los gestos— de Jim Carrey.

Jim Carrey y el papel que casi cambió su carrera

En los primeros compases de producción, Jerry Bruckheimer, productor de la película, quería que Carrey encabezara el proyecto. Según Vulture, el veterano productor “creía firmemente haber encontrado una estrella capaz de navegar con entusiasmo por los mares como Jack Sparrow”. No era una idea descabellada: Carrey venía de encadenar éxitos masivos y su nombre garantizaba taquilla.

Sin embargo, el calendario jugó en su contra. El actor ya estaba comprometido con Como Dios (Bruce Almighty), que se estrenó ese mismo año y recaudó más de 485 millones de dólares en todo el mundo. Aquella coincidencia hizo imposible que se subiera al Perla Negra… y le abrió la puerta a Johnny Depp.

Jack Sparrow según Jim Carrey

Pensar en Carrey con el sombrero de tres picos es casi surrealista. Su estilo físico y su humor exagerado habrían dado al personaje un tono completamente diferente, más cercano a una versión “Looney Tunes” del clásico espadachín Errol Flynn. Aunque el actor es un genio del slapstick, su Jack Sparrow probablemente habría sido más payaso que pirata, con menos misterio y más descontrol.

No obstante, la apuesta de Disney por convertir una atracción en un blockbuster no estaba exenta de riesgos. Venían de fracasos como Misión a Marte o The Country Bears, y el propio CEO de la compañía, Michael Eisner, dudaba del proyecto. Fue Bruckheimer quien insistió en que el guion de Ted Elliott y Terry Rossio tenía algo especial. Y no se equivocó.

El casting que pudo ser

Además de Carrey, los nombres de Michael Keaton y Christopher Walken también sonaron para el papel. Imaginar un Sparrow interpretado por Walken, con su voz pausada y su mirada inquietante, suena a delirio cinematográfico. Pero el director Gore Verbinski quería algo más “peligroso” y menos convencional, y ahí es donde entró Johnny Depp.

Cuando Depp apareció en la primera lectura del guion imitando a Keith Richards, los productores no sabían si echarse a reír o echarlo del rodaje. Lo que no sabían entonces era que aquel gesto definiría al personaje y cambiaría la historia del cine moderno.

El actor que siempre sorprende

Mientras Depp se transformaba en una leyenda del cine de aventuras, Carrey seguía su propio rumbo. Tras Como Dios, llegó ¡Olvídate de mí! (Eternal Sunshine of the Spotless Mind), con la que conquistó a la crítica demostrando una vez más que podía pasar del humor al drama sin perder autenticidad.

Hoy, pensar en él como Jack Sparrow resulta un ejercicio divertido, una de esas ucronías cinematográficas que los fans adoran imaginar. ¿Habría funcionado igual la película sin el carisma excéntrico de Depp? Probablemente no, pero habría sido un espectáculo inolvidable ver a Carrey navegando entre chistes, ron y tesoros.

El legado del pirata más famoso del cine

Más de dos décadas después, Piratas del Caribe sigue siendo uno de los mayores éxitos de Disney, con más de 4.500 millones de dólares recaudados en taquilla y un personaje icónico que marcó a toda una generación. Jack Sparrow se convirtió en sinónimo de locura encantadora, y aunque Jim Carrey podría haberle dado un aire aún más alocado, Johnny Depp logró algo que pocos actores consiguen: crear un mito moderno.

Aun así, la historia del “casi” de Carrey añade una capa más de curiosidad a una franquicia llena de leyendas, demostrando que, en Hollywood, hasta los mares del Caribe podrían haber tenido un rumbo completamente distinto.