Microsoft promete una Xbox “muy premium y de gama alta”… y los fans temen lo peor

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Panini

Microsoft confirma que trabaja en su próxima consola, pero su precio podría ser tan elevado como el de un PC gamer

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Durante meses, los fans de Xbox han vivido con la incertidumbre de si Microsoft realmente apostaría por una nueva generación de consolas o se limitaría al ecosistema digital y el juego en la nube. Pues bien, la presidenta de Xbox, Sarah Bond, acaba de despejar las dudas… aunque sus palabras dejan un sabor algo amargo para quienes esperan un precio razonable.

Xbox de nueva generación

En una entrevista con Mashable, Bond aseguró que el próximo hardware de Xbox será “una experiencia muy premium, de gama alta y cuidadosamente diseñada”. Una frase que, traducida del lenguaje corporativo al gamer, suena mucho a “prepara la cartera”.

Bond no quiso revelar demasiados detalles técnicos ni una ventana de lanzamiento, pero sí dejó caer una comparación que ha encendido todas las alarmas: “Empezáis a ver parte de nuestro pensamiento en la Xbox ROG Ally”, dijo. Para quien no la conozca, la ROG Ally X —la versión más potente de la portátil cofirmada por Asus y Microsoft— cuesta alrededor de 1.000 dólares.

Así que, si el modelo portátil ya se sitúa en esa cifra, ¿cuánto costará una Xbox de sobremesa con esa misma filosofía “de gama alta”?

Una experiencia “curada” y de lujo

La propia Bond también respondió a la idea de un híbrido entre consola y PC gamer, dejando entrever que ese podría ser el enfoque de la próxima máquina: “Es una buena idea, y algo en lo que estamos pensando”, afirmó. Esto encaja con los rumores que apuntan a que Microsoft quiere acercar más que nunca su ecosistema Xbox a Windows, eliminando fronteras entre ambos.

Lo que preocupa a los usuarios no es tanto la ambición técnica —que se agradece— sino el precio final de esa apuesta. Con el mercado del hardware cada vez más caro y los costes de producción disparados, el fantasma de una Xbox de 1.000 euros o más empieza a parecer menos una exageración y más una posibilidad.

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¿Una consola o un PC camuflado?

El movimiento encaja con la nueva estrategia de Microsoft: menos consolas baratas, más dispositivos potentes que puedan actuar como centros multimedia, consolas de streaming o incluso estaciones de trabajo. Sin embargo, eso choca con la filosofía que hizo grande a Xbox en sus inicios: una consola potente, sí, pero también accesible.

En los últimos años, los precios de hardware y servicios han subido notablemente: el Game Pass ha incrementado su coste varias veces, y algunos desarrolladores se han quejado de que incluso los kits de desarrollo han sufrido subidas. En ese contexto, hablar de “una experiencia curada y premium” no tranquiliza precisamente a los jugadores.

El precedente de la ROG Ally y el mensaje que deja

El guiño de Bond a la ROG Ally no es casual. Ese dispositivo portátil representa la visión de Microsoft de una plataforma más abierta, más cercana al PC, donde el usuario puede alternar entre juegos de Xbox, Steam o Epic Games. Una maravilla tecnológica, sí, pero también una inversión elevada que no todos los jugadores están dispuestos a asumir.

Si la próxima Xbox hereda esa filosofía —y ese precio—, podríamos estar ante la generación más cara de consolas hasta la fecha.

El futuro del hardware Xbox

Aunque Microsoft insiste en que sigue comprometida con las consolas tradicionales, su enfoque está virando hacia un ecosistema multiplataforma. El reciente desembarco de exclusivas de Xbox en PlayStation y Nintendo es una muestra clara de que la marca prioriza los servicios sobre el hardware.

Aun así, el hecho de que se confirme una nueva consola es un alivio. Entre las cancelaciones, recortes y silencios de los últimos meses, muchos dudaban de que Xbox tuviera siquiera un sucesor planeado para Series X y S. Al menos ahora sabemos que existe. Lo que falta por saber es cuánto costará y si realmente seguirá siendo una “consola” en el sentido clásico.

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Emoción mezclada con miedo al precio

Por ahora, Microsoft solo ha encendido una chispa: sabemos que habrá nueva Xbox y que su ambición será alta. Pero entre líneas, la compañía también ha dejado claro que su concepto de “premium” podría ser prohibitivo para buena parte del público.

Los fans lo tienen claro: quieren potencia, sí, pero sin hipotecar el bolsillo. Si la próxima generación de consolas se dispara hacia los 1.000 euros, muchos podrían optar por un PC gamer, una Steam Deck o seguir con su actual Series X.

Porque al final, como suele decirse en el mundo del gaming, el hardware más potente del mundo no sirve de nada si nadie puede permitírselo.

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