Antes de conquistar el Universo Marvel, Paul Rudd sobrevivió a uno de los peores horrores de su carrera: enfrentarse a Michael Myers
En 1995, Paul Rudd debutó en el cine con Halloween: The Curse of Michael Myers, una película que muchos fans aún consideran el punto más bajo de toda la franquicia. Lo curioso es que su siguiente papel, Clueless (Fuera de onda), le salvaría de quedar atrapado para siempre en el género de terror… y en una maldición que ni el mismísimo Myers habría podido romper.
Tommy Doyle, el niño que vio al Boogeyman
El personaje de Tommy Doyle es uno de los más antiguos del universo Halloween. Apareció por primera vez en la cinta original de John Carpenter (1978), cuando Laurie Strode, interpretada por Jamie Lee Curtis, cuidaba de él la noche en que Michael Myers regresó a Haddonfield. Fue Tommy quien vio por primera vez al asesino y lo bautizó como “el hombre del saco”, encendiendo así la paranoia que daría pie a toda la matanza.
Décadas después, el personaje regresó con otros actores —desde Anthony Michael Hall en Halloween Kills hasta Skyler Gisondo en el reboot de 2007—, pero fue Paul Rudd quien lo encarnó en su versión más extraña y obsesiva. En Halloween: The Curse of Michael Myers, Tommy se había convertido en un adulto traumatizado que dedicaba su vida a estudiar la figura de Myers… y a intentar detenerlo.
La película más odiada de toda la saga
Halloween: The Curse of Michael Myers fue dirigida por Joe Chappelle y escrita por Daniel Farrands, quien quiso llevar la historia hacia terrenos más esotéricos. Así nació la llamada “Maldición de Thorn”, una secta druídica que supuestamente controlaba el poder maligno de Michael y lo usaba como instrumento para mantener un equilibrio cósmico.
El resultado fue una mezcla de horror, ciencia ficción y rituales absurdos que nadie entendió. Los fans se sintieron traicionados, la crítica la destrozó y ni la presencia de Donald Pleasence, en su última aparición como el doctor Loomis, pudo salvar el desastre. Entre fetos clonados, experimentos genéticos y símbolos paganos, la película perdió todo lo que hacía aterradora a la saga.
Paul Rudd, por su parte, hizo lo que pudo. Su Tommy Doyle paranoico y casi mesiánico tenía potencial, pero la confusa edición del filme (con dos versiones muy diferentes: la de cine y la del productor) acabó diluyendo su interpretación. Muchos incluso olvidaron que Rudd había pasado por la franquicia antes de convertirse en una estrella.
Paul Rudd y la redención del Hombre Hormiga
La suerte cambió ese mismo año. Mientras Halloween 6 fracasaba en taquilla, Clueless arrasaba y presentaba a un Rudd encantador, natural y divertido, exactamente lo opuesto a su papel anterior. Desde entonces, su carrera tomó un rumbo imparable: comedias románticas, éxitos como Ant-Man y papeles entrañables en Friends o Ghostbusters.
En retrospectiva, Halloween: The Curse of Michael Myers se ha convertido en una curiosidad para los fans del actor, más que en una película de culto. Rudd incluso ha bromeado sobre ella en entrevistas, admitiendo que fue un rodaje tan caótico que apenas recuerda el final que filmaron. Y no es para menos: el estudio obligó a rehacer gran parte de la cinta tras la muerte de Pleasence, cambiando escenas clave y dejando el guion hecho un rompecabezas.
El regreso al terror, tres décadas después
Treinta años más tarde, Rudd ha vuelto al género de terror, pero con una sonrisa. En Death of a Unicorn (2025), comparte protagonismo con Jenna Ortega en una comedia negra sobre un unicornio atropellado, una sátira que juega con el horror y el absurdo sin tomarse demasiado en serio. Y antes de acabar el año, lo veremos junto a Jack Black en una nueva versión de Anaconda, prometiendo “un verdadero filme de terror con corazón”.
Quizás esta vez, Rudd logre lo que Tommy Doyle nunca pudo: vencer sus demonios cinematográficos. Y aunque Halloween 6 siga siendo un experimento fallido, también es una cápsula del tiempo que muestra a un actor al borde de la fama, intentando sobrevivir a una de las peores secuelas de los 90.
Porque, seamos sinceros, si Paul Rudd pudo escapar de Michael Myers… puede escapar de cualquier cosa.


