Todd Vaziri, uno de los cerebros detrás de los efectos más memorables de Star Wars, revela cómo ILM logra que lo imposible parezca real
En una charla con Vanity Fair, Todd Vaziri, supervisor de composición en Industrial Light & Magic (ILM) y presentador del pódcast Lighter Darker: The ILM Podcast, ha desvelado algunos de los secretos mejor guardados del estudio que redefinió el cine de ciencia ficción. Desde Rogue One hasta The Force Awakens, pasando por series como Skeleton Crew, su trabajo demuestra que los efectos visuales más asombrosos son precisamente los que no se notan.
Efectos visuales en Star Wars
“Nuestro objetivo es que el espectador nunca piense en los efectos visuales,” explica Vaziri. “Si el público se pregunta cómo lo hicimos, entonces algo falló. Queremos que se sienta dentro del mundo que creamos.” Esa filosofía ha guiado a ILM desde los días de George Lucas, cuando la compañía nació para hacer realidad los sueños imposibles de Star Wars: Una nueva esperanza.
Detrás de cada batalla espacial o planeta alienígena hay una cantidad inimaginable de trabajo invisible: corrección de color, integración de modelos digitales con escenarios reales y manipulación de luz para mantener coherencia en cada plano. “A veces pasamos semanas ajustando la densidad del humo o la textura de una sombra para que encaje con el entorno. Es algo que nadie ve, pero todos sienten”, comenta el artista.

Magia invisible en la gran pantalla
El trabajo de ILM no se limita al universo galáctico. Películas como Transformers, Jurassic World o The Mandalorian han mostrado cómo la compañía sigue expandiendo los límites del realismo digital. Sin embargo, Vaziri insiste en que la verdadera magia no está en los grandes despliegues técnicos, sino en la sutileza: “Cuando logras que un espectador crea que una criatura digital está viva o que una nave realmente atraviesa un desierto alienígena, ahí es donde ocurre la magia.”
En Rogue One, por ejemplo, muchas de las escenas de combate espacial se rodaron con modelos miniatura digitalizados y reelaborados cuadro a cuadro, combinando técnicas clásicas con tecnología de punta. “Usamos herramientas nuevas, pero seguimos los mismos principios que los pioneros de los 70. No se trata solo de software, sino de narrativa visual.”

Una herencia que sigue creciendo
ILM, fundada en 1975 por George Lucas, no solo cambió la historia del cine, sino que definió cómo imaginamos la ciencia ficción moderna. Desde las espadas láser hasta las explosiones espaciales más detalladas, cada generación de artistas ha dejado su huella en una saga que continúa expandiéndose tanto en cines como en plataformas de streaming.
Vaziri reconoce que Star Wars ha sido el campo de pruebas ideal para nuevas tecnologías: “Todo lo que aprendemos en esta franquicia lo aplicamos después en otras películas. Cada proyecto nos empuja a reinventarnos.” Su equipo ha colaborado recientemente en Skeleton Crew, una de las próximas series de Disney+, donde la integración entre efectos prácticos y CGI alcanza un nuevo nivel de realismo.
El arte de pasar desapercibido
Lo fascinante del trabajo de ILM es que, a pesar de su espectacularidad, la meta final es desaparecer. “El mejor halago que podemos recibir es que nadie se dé cuenta de lo que hicimos,” afirma Vaziri. Y tiene sentido: si el espectador está demasiado pendiente del efecto, la historia se rompe. Su labor, entonces, es servir a la narrativa y al director, no robarse el protagonismo.
A lo largo de casi cinco décadas, ILM ha conseguido algo que muy pocos estudios logran: convertir la técnica en emoción. Cada destello de sable, cada reflejo en un casco de soldado imperial y cada amanecer sobre Tatooine llevan detrás un ejército de artistas que trabajan para que todo parezca natural. Porque en el universo de Star Wars, la perfección se mide en lo invisible.


