La compañía se toma su tiempo para que el salto técnico valga la pena y no se quede en un simple aumento de potencia
Valve ha vuelto a agitar el avispero del hardware, aunque no exactamente como muchos esperaban. Mientras anunciaban su nuevo casco de realidad virtual Valve Deckard y un Steam Machine actualizado, los jugadores más atentos notaron una gran ausencia: ninguna mención a Steam Deck 2, la sucesora de su popular consola portátil lanzada en 2022.
No es cuestión de prisas
Pierre-Loup Griffais, ingeniero de software de Valve, explicó a IGN que la compañía prefiere esperar a que el salto técnico sea realmente significativo antes de sacar una nueva versión: “Queremos asegurarnos de que la mejora de rendimiento merezca la pena como producto independiente”. En otras palabras, nada de sacar una revisión con un 20, 30 o incluso 50% más de potencia si no se siente verdaderamente “de nueva generación”.
La declaración no sorprende: la Deck original sigue vendiendo bien y cuenta con una comunidad activa que la ha convertido en el referente del juego portátil en PC. Sin embargo, en los últimos meses la competencia se ha endurecido. Modelos como el ROG Ally X de ASUS o el Lenovo Legion Go han elevado el listón en potencia y resolución, dejando claro que Valve necesitará algo más que un simple lavado de cara.
Un nuevo chip o nada
Griffais dejó claro que el problema no es de diseño, sino de tecnología: “Estamos trabajando a partir de los avances en el silicio y las mejoras arquitectónicas, pero ahora mismo no existe ningún SoC (System on a Chip) que ofrezca el rendimiento que consideramos verdaderamente de próxima generación”. En resumen, Valve está esperando al chip adecuado para poder garantizar un salto real sin sacrificar autonomía.
La frase también apunta a una de las obsesiones de la compañía: el equilibrio entre potencia y batería. Los ingenieros de Valve quieren evitar repetir errores comunes en el sector —como lanzamientos apresurados con consumos excesivos o refrigeración deficiente—, lo que sugiere que la siguiente portable no llegará a corto plazo, aunque ya tengan una idea bastante sólida de su forma final.
Cuatro años de reinado portátil
Parece mentira, pero la Steam Deck original ya se acerca a su cuarto aniversario desde su lanzamiento en febrero de 2022. Desde entonces, Valve ha mantenido el dispositivo vivo mediante actualizaciones de software, versiones OLED y mejoras menores, pero los fans llevan tiempo pidiendo una verdadera sucesora.
Y aunque la espera se hace larga, las declaraciones de Griffais dejan entrever que Steam Deck 2 está más avanzada de lo que parece, solo pendiente de la evolución tecnológica que permita cumplir con los estándares que Valve se ha impuesto.
Mientras tanto, el mercado de portátiles gaming continúa expandiéndose. Las consolas híbridas han pasado de ser una curiosidad a convertirse en un nuevo frente de la industria, con compañías como Sony, Lenovo y Ayaneo lanzando propuestas propias. Valve, sin embargo, sigue fiel a su filosofía de “lento pero seguro”.
¿Y el precio? La gran incógnita
Si algo preocupa a los jugadores, más allá del rendimiento, es cuánto costará Steam Deck 2. El auge de modelos que superan fácilmente los 1.000 euros —como los de ASUS— ha encendido las alarmas. Griffais no comentó precios, pero los fans esperan que Valve mantenga su política de ofrecer una gama de modelos escalonada, con versiones más accesibles que el tope de gama.
De momento, los desarrolladores continúan optimizando juegos para la Deck original, y Valve no tiene prisa por cerrar ese ciclo. En un mercado cada vez más saturado de revisiones intergeneracionales, su decisión de esperar puede ser tan arriesgada como inteligente.
Un futuro que se cocina a fuego lento
Todo apunta a que Steam Deck 2 será el equivalente portátil de un salto generacional completo, no una simple mejora incremental. Valve no quiere un producto “más rápido”, sino uno que redefina lo que puede hacer un PC de bolsillo.
Y conociendo el historial de la compañía —que prefiere lanzar algo tarde pero revolucionario antes que precipitarse—, la espera podría valer la pena.
