Netflix (y Warner) nos traen The Sandman, la mejor adaptación que podríamos soñar. Aquí tienes nuestra crítica de The Sandman sin spoilers
Adaptar una obra a otro medio siempre es difícil, incluso con la participación del creador como productor ejecutivo (echándole un ojo, vamos). Al ser medios diferentes (cómic y televisión), también son diferentes los métodos. La creatividad es ilimitada en el cómic, pero o así en el medio audiovisual que requiere de efectos visuales, escenarios y un presupuesto limitado. Por eso muchos esperábamos Sandman con ganas pero también con algo de miedo.
Y es que muchas de las experiencias anteriores nos han hecho ser, cuando menos, cautos: frente a adaptaciones muy respetables como la de El Señor de los Anillos, tenemos otras mucho más discutibles como El Hobbit o, en el mundo de las series de televisión, Walking Dead o (y ya entramos en Vértigo), The Preacher (argh).
¿De qué va la serie The Sandman?
Basado en la querida y galardonada serie de cómics de DC escrita por Neil Gaiman, esta serie nos presenta otro mundo que nos espera a todos cuando cerramos los ojos y dormimos, un lugar llamado el Dreaming, donde The Sandman, Señor de los Sueños o Morfeo como también se le conoce (interpretado por Tom Sturridge), da forma a todos nuestros más profundos miedos y fantasías. Pero cuando Sueño es capturado y mantenido prisionero durante un siglo, su ausencia desencadena una serie de eventos que cambiarán para siempre tanto el mundo de los sueños como el de la vigilia.
Para restaurar el orden, Sueño debe viajar a través de diferentes mundos y líneas de tiempo para reparar los errores que han ocurrido durante su ausencia, volviendo a visitar viejos amigos y enemigos, y conociendo nuevas entidades, tanto cósmicas como humanos, a lo largo del camino.
The Sandman: Una buena serie y una adaptación magnífica
En esta primera temporada de 10 episodios de una hora que Netflix ha subido a su plataforma, se nos cuentan varias historias contenidas en los dos primeros arcos de la colección de cómics: Preludios y Nocturnos y La Casa de Muñecas.
Con estos libros como base, los principales responsables de la serie (Allan Heinberg, David S. Goyer y Neil Gaiman) nos muestran cómo Sandman debe enfrentarse a un mundo que ha vivido mucho tiempo sin él, tanto el mundo del sueño como el mundo de los humanos, el mundo de la vigilia.
El personaje de The Sandman posee un atractivo innegable: su misteriosa personalidad, su altivez y ese tono melancólico, acompañados de su estética (tan EMO) hacen que el protagonista capte toda la atención del espectador cada vez que aparece en pantalla, con una gran interpretación de Sturridge.
Y no es fácil interpretar a Sueño. Está en silencio, mirando fijamente, la mayor parte del tiempo, y es con la mirada con la que debe expresarse para el espectador. Poco a poco irá hablando algo más y en sus breves frases, casi sentencias, captaremos diferentes inflexiones como un ligero asombro o incluso arrepentimiento. Podemos decir que Sandman “se va humanizando” a medida que interactúa con los diferentes personajes.
Sandman y los Eternos
Buena parte de la historia de Sandman, en los cómics, trata sobre la relación de Sandman con la humanidad: él entiende su posición en el equilibrio cósmico pero no consigue descifrar a los seres humanos.
Sandman es uno de los siete Eternos (en inglés Endless, no confundir con los Eternals de Marvel), que son: Destino, Muerte, Sueño, Destrucción, Deseo y Desespero (quienes resultan gemelos), y Delirio (antes Delicia) (En inglés todos estos nombres comienzan con la letra D: Destiny, Death, Dream, Destruction, Desire, Despair y Delirium). Conoceremos a algunos de estos personajes en esta primera temporada, como la deliciosa hermana mayor de Sandman, la Muerte, interpretada de manera magistral por Kirby Howell-Baptiste, o por el terrorífico (aunque encantador) Corintio, a quien da vida el actor Boyd Holbrook.
Sandman, como digo, trata sobre lo humano y lo divino: su visión perteneciente a una entidad superior, casi divina, permite que el guion nos presente diversas reflexiones sobre el ser humano y sus peculiaridades: ¿por qué tememos a la muerte? (magnífico episodio “El sonido de sus alas”, perfecta traslación del espíritu del cómic), ¿por qué nos aferramos a los sueños? o ¿por qué ansiamos la inmortalidad? (como vemos en la adaptación a la pantalla del cómic “Hombres de buena fortuna”). Por supuesto, estas preguntas nunca se resuelven, pero es la curiosidad de un ser externo a la Humanidad la que hace que avancemos en la trama… Al menos en los primeros episodios.
Porque la segunda mitad de la temporada, a pesar de seguir siendo una buena adaptación, pierde algo de ritmo, ralentizándose. Como estamos viendo, The Sandman es una historia que mezcla lo cósmico con lo humano. Las historias sencillas, íntimas, tienen tanta importancia como los enfrentamientos entre seres todopoderosos (el episodio 4º, “Una esperanza en el Infierno” es, de nuevo, una magnífica adaptación de la historia creada por Gaiman, Kieth y Dringenberg).
Historias sencillas (y humanas) como la de Rose Walker y sus nuevos amigos, que tienen un arco muy importante en la segunda mitad de la temporada, explorando el amor y la pérdida, pero que se resiente, en primer lugar, por la casi ausencia del protagonista principal y, en segundo, por escenas muy repetitivas. Sin embargo, y a pesar de esto, la serie cumple su parte del trato y nos ofrece una magnífica adaptación en su mayor parte.
Por supuesto que hay cambios, y la mayoría no son relevantes en la trama o en el espíritu de la obra. Echamos de menos a algunos personajes que o bien no aparecen o bien han sido sustituidos por otros (tema de derechos porque, a pesar de que la serie está creada por Warner Bros. Television, no veremos a los personajes de DC Cómics que aparecen en el cómic). No es mayor problema, están bien solventados. Tal vez sí le podemos achacar una comprensible dulcificación en algunos personajes y situaciones… y es que esta serie, a pesar de ser para mayores de 18 años, no se atreve a mostrarnos situaciones (como la violencia doméstica) que sí vemos en el cómic.
También echo en falta algunas situaciones e historias (como “Cuentos en la arena”), aunque nos han hecho un claro guiño por lo que seguramente veamos esta historia en próximas temporadas. Y lo echo en falta porque es básico para entender a Morfeo, Sueño o Sandman (como queramos llamarle): la serie comienza de una manera magnífica y conmovedora para, poco a poco, ir desdibujando al protagonista, presentándonos una versión algo más amable que al principio pero con un desarrollo que no llegamos a ver en estos 10 capítulos. En esta historia que hecho en falta, vemos a un Sandman más joven e impetuoso que arruina la vida de una mujer. Esto tendrá consecuencias muchos siglos después.
Y esto me lleva a uno de los temas principales de la serie: Sandman debe enfrentarse a sí mismo y a una nueva realidad (como he apuntado más arriba), debe enfrentar el hecho de que arreglar lo que sea roto no significa restaurarlo a un estado exactamente igual a como todo estaba antes. Su mundo, su reino, ha quedado destrozado por su larga ausencia, y con él sus súbditos han cambiado. Sandman debe entender (y lo hace gracias a su interrelación con los humanos sobre todo), que hay que cambiar y adaptarse para arreglar lo que se ha roto, y para entender ese nuevo lugar que le corresponde en un mundo nuevo.
Es una historia cósmica, que habla de la existencia, la vida y la muerte. Pero también se habla de historias sencillas, individuales. Hay mucha tristeza, melancolía y horror: se nos muestra el lado más oscuro del ser humano, pero también tenemos destellos de esperanza que iluminan esta oscuridad, lo que nos hace fuertes para seguir luchando tras cada fracaso o pérdida. De esto trata Sandman, de esperanza, y la serie ha captado la esencia del cómic.
A pesar de no ser una serie perfecta, The Sandman es una adaptación mucho mejor de lo que yo me esperaba. Es un Sueño hecho realidad.
