La nueva cinta de Marvel no solo convence: deja en evidencia los fallos del Escuadrón Suicida de DC
Cuando Marvel anunció Thunderbolts, muchos fans se mostraron escépticos. ¿Otra peli de personajes secundarios metidos a equipo de élite? Suena familiar… Y sí, inevitable pensar en Suicide Squad, la jugada de DC que prometía una revolución y acabó siendo más ruido que nueces. Pero ahora que la cinta de Thunderbolts ha llegado a los cines, la comparación no solo es inevitable, sino muy reveladora: Marvel ha demostrado cómo se hace bien un escuadrón de inadaptados con propósito.
Desde el primer minuto, Thunderbolts se siente parte del universo que los fans llevan años siguiendo, con personajes que ya conocemos y hemos visto evolucionar. No hay que tragarse media película intentando entender quién es quién. Yelena Belova, Bucky Barnes o Red Guardian ya nos suenan, y eso le da al equipo una cohesión y un trasfondo emocional que Suicide Squad nunca logró.
Thunderbolts demuestra que se puede construir un gran equipo sin reinventar la rueda
Uno de los mayores problemas del Escuadrón Suicida original fue que nos presentaba a todos sus personajes de golpe y sin contexto previo. Harley Quinn fue lo único que funcionó, pero el resto… boomerangs, cocodrilos y tiradores sin carisma. Marvel, en cambio, ha apostado por un enfoque mucho más orgánico. Casi todos los Thunderbolts ya habían aparecido antes, y eso permite que el guion se centre en el conflicto, la misión y la interacción entre ellos, sin tener que explicar lo obvio.
Además, el liderazgo de Valentina Allegra de Fontaine (sí, esa con pinta de que siempre tiene un plan oculto) es mucho más interesante y creíble que el de Amanda Waller. Valentina no cree en su equipo, ni siquiera lo quiere unido. Su idea es que se autodestruyan. Y, paradójicamente, es precisamente eso lo que hace que el grupo se una de forma natural, casi sin quererlo.
En cambio, Waller, con su rollo de “les exploto la cabeza si no obedecen”, resulta tan forzada como ineficaz. ¿De verdad alguien cree que un grupo de psicópatas puede enfrentarse a Superman con un par de chips explosivos?.
El carisma, las motivaciones y el tiempo en pantalla están mucho mejor repartidos en Thunderbolts
Aunque Yelena sea la que más brilla, no eclipsa al resto, y personajes como U.S. Agent, Red Guardian o el propio Bucky tienen momentos para lucirse. Hasta Bob, con su rol más cómico, suma. Suicide Squad, en cambio, jugó todas sus cartas con Harley y Deadshot. Los demás fueron carne de cañón con nombre.
Y hablando de lucirse… Thunderbolts nos regala algunas de las mejores escenas de acción del UCM hasta la fecha. Desde el plano secuencia donde Yelena se enfrenta a un escuadrón de seguridad, hasta el caos visual de Sentry transformado en Void, cada combate tiene identidad, emoción y sentido narrativo. Nada de planos oscuros o disparos genéricos como en Suicide Squad, donde parecía que estaban rodando con prisas y sin ganas.
Cuando el estilo visual también cuenta historias
Otro punto a favor: el diseño artístico de Thunderbolts tiene personalidad, y se nota en cada detalle. Ghost, por ejemplo, se convierte en una presencia visual alucinante gracias a su poder de faseo, mientras que Void consigue dar auténtico miedo con sus ojos y esa escena inolvidable con niñas siendo absorbidas por el vacío. Es un tipo de terror que Marvel rara vez se atreve a tocar… y aquí funciona.
Suicide Squad, en cambio, intentó ir de “edgy” con tatuajes horteras y luces de neón, pero no logró crear una atmósfera coherente. El Joker de Leto es todo lo que no debe ser un villano visualmente impactante: superficial, sobreactuado y sin alma.
Thunderbolts importa dentro del UCM
No es un experimento aislado ni un “a ver si cuela”. Lo que empieza como un grupo de mercenarios termina con un giro brutal cuando son rebautizados como los Nuevos Vengadores, lo que apunta a una guerra civil encubierta entre este nuevo equipo y el que lidera Sam Wilson. La sensación que queda al final no es solo de haber visto una buena película, sino de que hemos asistido al nacimiento de una nueva era en el universo Marvel.
Suicide Squad, en cambio, quedó como un apunte a pie de página en el DCEU. Un cameo del Joker, una escena postcréditos irrelevante y una secuela que decidió hacer borrón y cuenta nueva porque ni los propios responsables creían en lo que habían hecho.
Thunderbolts no solo supera a Suicide Squad en ritmo, emoción y construcción de personajes. También nos demuestra que, cuando un universo cinematográfico se construye con mimo y paciencia, hasta los villanos pueden brillar con luz propia.
