La cuarta temporada dejó a los personajes y a los espectadores en un auténtico polvorín. Homelander, ese “patriota” desquiciado, se ha acercado peligrosamente a la Casa Blanca, desatando una auténtica caza de brujas contra quienes se atreven a alzar la voz contra los Supes. Mientras tanto, Hughie, MM, Frenchie y Kimiko están prisioneros, Starlight huye a contrarreloj y Butcher… bueno, Butcher está en modo Butcher total, lo que significa que cualquier cosa puede pasar.
El futuro de The Boys se ha mantenido siempre imprevisible, y aunque los lectores de los cómics de Garth Ennis saben que el camino de Butcher se vuelve cada vez más oscuro —hasta el punto de que casi acaba con todos menos Hughie—, la serie ha dejado claro que nunca será una adaptación exacta. Aquí, los giros inesperados son la norma.
El villano que redefinió los superhéroes en televisión
En comparación con otros villanos icónicos como Lex Luthor o Thanos, lo que hace único a Homelander es esa capacidad para manipular la opinión pública y, al mismo tiempo, mantener un aura de impunidad absoluta. Su complejidad psicológica y la ambigüedad moral de sus acciones lo han convertido en una figura que trasciende el género, haciendo que hasta los fans más reacios reconozcan que The Boys no sería lo mismo sin él.
La despedida del reparto y el equipo ha sido un momento de lágrimas y abrazos. Se cierra una etapa que ha redefinido el género de superhéroes en televisión y que ha dejado a millones de fans pegados a la pantalla, semana tras semana, buscando ese punto de locura, acción y sátira que solo The Boys sabe dar.
Queda esperar para saber si el final estará a la altura, pero, pase lo que pase, The Boys ya ha hecho historia.