La noticia ha caído como un jarro de agua fría, sobre todo porque Highlander parecía haber escapado al fin de su particular “infierno de desarrollo”. Desde que se anunciara por primera vez en 2008, el proyecto ha pasado por numerosos retrasos hasta que en 2021 se confirmó oficialmente con Cavill como Connor MacLeod, el inmortal escocés que lleva la espada como condena y destino.
El fichaje de Chad Stahelski, director de John Wick, prometía un tono visualmente poderoso y coreografías de acción a la altura de la leyenda. Pero más allá de la espectacularidad, Cavill ya había adelantado que esta versión quería explorar el trasfondo trágico del guerrero inmortal, ahondando en su soledad y en el peso de una vida eterna marcada por la violencia.
Esa aura es la que Cavill y Stahelski quieren rescatar, aunque con un enfoque más contemporáneo. El actor confesó en el podcast Happy Sad Confused que, además de las películas, también disfrutaba de la serie de los 90, y que lo que más le atraía era “ese sentido del guerrero trágico, con más que contar que un tipo con una espada haciendo cosas guays”.
La combinación de actores consagrados con rostros en plena expansión podría ser clave para atraer tanto a nostálgicos como a nuevas generaciones. El problema, por ahora, es que habrá que esperar más de lo esperado para verlos en acción.
La lesión de Cavill, aunque frustrante, también muestra su compromiso con el papel: estaba entrenando a fondo para dar vida a un personaje que exige tanto físicamente como emocionalmente. Y quizá, cuando la espera termine, el público reciba un Highlander capaz de estar a la altura de su mítica frase: solo puede quedar uno.