Sin dragones ni reyes, El Caballero de los Siete Reinos nos lleva a las raíces más terrenales del universo de Juego de Tronos
El Caballero de los Siete Reinos
El showrunner Ira Parker, antiguo guionista de La Casa del Dragón, ha explicado que su intención fue romper con todo lo que el público asocia a la saga. Por eso no hay una secuencia de apertura con maquetas girando ni la inconfundible melodía de Ramin Djawadi. En su lugar, un título sobrio con tipografía medieval introduce cada episodio, como si fuera una balada popular contada junto al fuego.
“Todas las decisiones se tomaron pensando en Dunk”, comentó Parker. “Es un tipo simple, sin adornos, y quería que el propio formato del show reflejara eso. Juego de Tronos era grandioso y espectacular; El Caballero de los Siete Reinos es honesto y directo.”
Y es que Dunk, interpretado por Peter Claffey, no es un héroe destinado al trono ni un noble lleno de traumas familiares. Es un “hedge knight”, un caballero errante que vive al margen de los grandes nombres de Westeros. Tras la muerte de su maestro, decide armarse caballero a sí mismo y probar suerte en un torneo en Ashford Meadow. Su objetivo: ganar unas monedas. Su destino: cambiar para siempre la historia de los Siete Reinos.
Una historia pequeña con un corazón gigantesco
La serie adapta El caballero errante (The Hedge Knight, 1998), la primera de las tres novelas cortas escritas por Martin sobre estos personajes. Aun así, Parker se sumergió en todo el material de Westeros para dar autenticidad a una era donde los dragones ya son historia.
El propio Parker lo resume así: “Cincuenta años después de la muerte del último dragón, la magia se ha desvanecido. Este es un mundo de caballeros de verdad, frío, duro y sin trucos sobrenaturales. Básicamente, el equivalente al siglo XIV en Gran Bretaña.”
Por eso, El Caballero de los Siete Reinos se siente distinto: más cercano, más real, más humano. No seguimos a reyes ni a conspiradores, sino a herreros, mesoneras, artistas y soldados que simplemente intentan salir adelante. Y según Parker, esa fue una promesa que le hizo directamente a George R. R. Martin: “Nunca veremos el punto de vista de un noble o un monarca. Este es el mundo desde abajo.”
Westeros sin coronas ni dragones
Cuando Dunk y Egg llegan al torneo de Ashford, el ambiente es festivo, pero cargado de tensiones. Los Targaryen, antaño venerados, ahora se enfrentan a un reino que empieza a cuestionar su legitimidad. Parker lo explica con claridad: “Cincuenta años después de los dragones, la gente se pregunta por qué siguen mandando. Ya no tienen aquello que los hacía especiales.”
Frente a ellos, Dunk representa algo que Westeros había olvidado: el ideal caballeresco puro, el honor sin trono, la bondad sin poder. Parker asegura que su fuerza radica en la perseverancia, en levantarse una y otra vez aunque todo parezca perdido.
La historia más sencilla del universo de Martin
El Caballero de los Siete Reinos no pretende ser un espectáculo colosal. No hay mapas que se desplieguen ni ejércitos en CGI. Lo que hay es corazón, aventura y un aire nostálgico de los primeros cuentos de caballería.
El resultado, según Parker, es una historia que respira esperanza dentro de un mundo acostumbrado al cinismo. “No es una epopeya de reinos enfrentados. Tenemos a un personaje y mucho corazón”, concluye.
Con estreno previsto para principios de 2026 en HBO y Max, la serie se presentará oficialmente en el panel de New York Comic Con junto a Parker, Martin, Claffey y el joven Dexter Sol Ansell. Y todo apunta a que, esta vez, los fans volverán a enamorarse de Westeros… pero desde el suelo, no desde el trono.


