Shueisha gana una batalla clave contra la piratería de manga y pone a Cloudflare en el punto de mira

Mashle
Panini

El editor de One Piece, Shueisha, da un golpe judicial que podría cambiar el futuro de la lucha contra la piratería digital

La guerra contra la piratería de manga acaba de dar un giro importante. Shueisha, la editorial detrás de One Piece, ha conseguido una victoria histórica en los tribunales de Estados Unidos al lograr que se apruebe una citación del DMCA contra Cloudflare, empresa que presta servicios a numerosos sitios de contenido pirata. El caso se centraba en el sitio Mangajikan.com, uno de los mayores portales ilegales de manga, y sienta un precedente que podría facilitar la identificación de los responsables ocultos tras plataformas similares.

Lucha contra la piratería de manga

La demanda surgió cuando Shueisha solicitó a un tribunal de California una subpoena del Digital Millennium Copyright Act, dirigida específicamente a Cloudflare, con el objetivo de obtener los datos personales del operador de Mangajikan.com y su dominio vinculado alammanga.com. Aunque el sitio cerró apenas unos días después de iniciarse el proceso, la editorial decidió continuar hasta el final.

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El operador, identificado como “John Doe”, intentó frenar la citación alegando que Cloudflare actuaba únicamente como un “conducto neutro” —es decir, un intermediario que no almacena datos ni controla los contenidos pirata—, basándose en un caso previo conocido como el precedente Cox. Su defensa insistía en que Cloudflare solo ofrecía servicios de red de distribución de contenido (CDN) y DNS, sin tener control sobre los archivos manga pirateados. Además, intentó que el tribunal estadounidense desestimara el caso por falta de jurisdicción, alegando que su web no tenía visitantes en EE. UU. y que no era una actividad comercial.

Pero la editorial no se dio por vencida. Su equipo jurídico presentó una argumentación técnica clave: Cloudflare no es solo un conducto, sino que almacena copias temporales de los contenidos en sus propios servidores mediante su sistema de caché. Para demostrarlo, aportaron incluso una captura de pantalla del propio portal de Cloudflare. Este detalle resultó decisivo: la jueza Gonzalez Rogers determinó que Cloudflare sí encaja en la sección 512(c) del DMCA, lo que otorga validez a la citación y obliga a la empresa a facilitar los datos del responsable.

Cloudflare, nuevo blanco de las editoriales

El caso de Shueisha no es aislado. En los últimos meses, la compañía ha presentado múltiples citaciones DMCA contra Cloudflare para descubrir la identidad de los administradores de otros grandes sitios de piratería, como Manganato y Mangakakalot. Esta estrategia marca un nuevo frente legal: en lugar de derribar páginas una a una —un juego interminable de “whack-a-mole”—, las editoriales buscan ahora identificar y responsabilizar directamente a quienes las operan.

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La editorial japonesa no está sola. WEBTOON, la popular plataforma de cómics digitales, también ha emprendido acciones similares durante el último año. Esta ofensiva conjunta demuestra que el sector está coordinando esfuerzos internacionales para frenar un fenómeno que no deja de crecer.

Y no es para menos. Mangajikan, el sitio en el centro del conflicto, llegó a alcanzar 185 millones de visitas mensuales, situándose como la 17.ª web más visitada de Japón, superando incluso a gigantes como Instagram o ChatGPT. En solo un mes, duplicó su tráfico de 90 a 185 millones de usuarios, una cifra que ilustra la magnitud del problema.

Un problema que sigue creciendo

Según estudios recientes, la piratería en el sector editorial es la única que sigue aumentando, impulsada casi por completo por el manga. Actualmente, más del 70 % de las visitas a sitios pirata dentro del ámbito editorial proviene de este tipo de contenido. Esta tendencia preocupa a los editores, que ven cómo sus obras se distribuyen masivamente sin control mientras los ingresos legítimos se estancan.

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La victoria de Shueisha representa algo más que un triunfo legal: es un mensaje claro a toda la industria. El anonimato detrás de los servicios de red ya no será un escudo infalible, y Cloudflare —que durante años se ha mantenido en una posición ambigua respecto a los contenidos que aloja— se encuentra ahora bajo una mayor presión judicial y pública.

El futuro de la defensa del manga

Si este fallo se consolida como precedente, las editoriales podrían reducir drásticamente el anonimato de los operadores de webs pirata. El siguiente paso sería trasladar la presión a nivel internacional, extendiendo las acciones legales a Europa y Asia, donde también operan cientos de dominios espejo.

En definitiva, el movimiento de Shueisha no solo defiende los derechos de One Piece o Dragon Ball, sino que podría redefinir la forma en que la industria del manga protege su contenido. En una era en la que millones de lectores consumen obras sin pagar por ellas, esta sentencia podría marcar el inicio de una nueva etapa en la batalla global contra la piratería.

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